La industria turística de nuestro país ya supone el 8,5 por ciento del PIB y se ha erigido, tras las manufacturas y las remesas, como el principal motor de una economía que empieza a dar signos de estancamiento.
Las llegadas de visitantes extranjeros crecieron casi un 9 por ciento en 2016, hasta los 35 millones de personas; la entrada de divisas por este concepto repuntó un 10 por ciento; y el saldo de la balanza turística mejoró en un 22 por ciento gracias al incremento mayor de los arribos de extranjeros que las salidas de mexicanos al exterior.
Los especialistas destacan tres factores que explican el repunte del sector: debilidad del peso frente a divisas internacionales, que abarata estancias para extranjeros; la fortaleza de la economía estadounidense, país del que proceden las dos terceras partes de los visitantes, y el incremento de las conexiones aéreas con los principales mercados emisores (EU, Canadá, Europa y el resto de América Latina). Además, hay que sumar la inestabilidad recurrente en países como Turquía o Egipto, competidores de México.
Con información de El País
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