Donald Trump decidió que Estados Unidos rompa con el Acuerdo de París contra el cambio climático. El pacto ha sido firmado por 195 países y la salida del segundo mayor emisor de dióxido de carbono marca el abandono de la lucha contra uno de los más inquietantes desafíos de la humanidad.
“He cumplido una tras otra mis promesas. La economía ha crecido y esto solo ha empezado. No vamos a perder empleos. Por la gente de este país salimos del acuerdo. Estoy dispuesto a renegociar otro favorable para Estados Unidos, pero que sea justo para sus trabajadores, contribuyentes y empresas. Es hora de poner a Youngstown, Detroit y Pittsburgh por delante de París”, clamó Trump.
La doctrina Trump, una mezcla de patriotismo económico y xenofobia, a la que recurre Trump cada vez que peligrar su estabilidad. Actualmente acosado por el escándalo de la trama rusa y sometido a la presión de grandes medios progresistas y su congreso, lanzó un fuerte mensaje en la que culpa a la globalización de todos sus males. “Fui elegido para representar a los ciudadanos de Pittsburgh, no de París. No se puede poner a los trabajadores ante el riesgo de perder sus empleos. No podemos estar en permanente desventaja”, afirmó Trump.
Además, en numerosas ocasiones negó que el aumento de las temperaturas se deba a la mano del hombre. Incluso se ha burlado de ello. “Acepto que el cambio climático esté causando algunos problemas: nos hace gastar miles de millones de dólares en desarrollar tecnologías que no necesitamos”.
A diferencia del Protocolo de Kioto, que abandonó George W. Bush en 2001, el Acuerdo de París no es vinculante. No ha sido ratificado por el Senado y carece de penalizaciones en caso de abandonarlo.
Con información de El País
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