Tras meses en un segundo plano, fuentes cercanas a la negociación admiten que la industria automotriz pasará a ocupar un primer plano a partir del próximo viernes, cuando inicie la segunda ronda de conversaciones.
La Administración Trump quiere aumentar las reglas de origen, es decir, el porcentaje de contenido estadounidense, mexicano o canadiense en cada automóvil fabricado en la región, para que su industria pueda recuperar parte del terreno perdido en las últimas décadas. Sin embargo, México quiere modificar lo menos posible este punto en el nuevo acuerdo: es su mayor industria manufacturera y no quiere riesgos.
“Todavía es pronto, pero sin duda será un tema central en la negociación. Es el sector más importante en la relación comercial trilateral y sus cadenas de valor están muy interconectadas”, subraya Jaime Zabludovsky, consultor del sector privado mexicano en el proceso de negociación.
La industria automotriz es la mayor fuente de divisas para la economía mexicana, alrededor 50.000 millones de dólares al año. En solo siete años, esta industria duplicó su participación en el PIB, hasta superar hoy el 3 por ciento, y ya supone la quinta parte del valor agregado total de todas sus exportaciones. Casi un millón de empleos dependen directamente de ella, entre ensambladoras y autoparteras.
Con información de El País
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