Pobladores de la rivera del río Atoyac, en la zona montañosa central del estado de Veracruz, buscan explicaciones por la sequía del río; por grietas en el terreno el río que disminuye caudal con mucha velocidad.
Don Francisco Román Gaspar, que vive allí desde hace más de 70 años, dice “las profecías de la Biblia se están cumpliendo”, mientras mira con tristeza cómo el nivel del agua disminuye rápidamente.
Aún corren trazos de agua pero no con la fuerza de antes del socavón que mató la cuenca que atraviesa ocho municipios. En el agua sobreviven algunos peces que pronto morirán por falta de oxígeno y las pequeñas lagunas comienzan a apestar a agua estancada.
Otro vecino confiesa que su pueblo se alimenta del agua del río y a partir de ahora será insuficiente. Muchos otros, llegan de los poblados aledaños para ver con sus propios ojos lo que sucede y se sienten muy preocupados.
Por su parte, el alcalde de Cuitláhuac, José René Saldaña Uruea, advierte que ante el estancamiento de agua podrían aparecer brotes de enfermedades gastrointestinales, dengue, chikunguya y zika.
Para, Guillerno Rodríguez Curial, integrante de la Asamblea Veracruzana de Iniciativa y Defensa Ambiental, la sobreexplotación del río para la industria cañera, mediante la presa Santa Ana, podría ser la causante de las grietas; el fenómeno fue alertado por investigadores de la UNAM.
Con información de El Universal y El Excélsior
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