Cada 3 de mayo se celebra el Día del Albañil. Los constructores festejan colocando una cruz en las obras que no han sido concluidas para pedir porque sean terminadas sin accidentes de por medio.
Se coloca una cruz en el punto más alto de un edificio o casa en construcción. La cruz es hecha con material de trabajo y se adorna con flores y una veladora.
Después de trabajar medio día, el patrón invita a los trabajadores a una buena comida y se tiran cohetes.
En caso de que el dueño de la obra no los festeja, los albañiles festejan por cuenta propia y cooperan para preparar una buena barbacoa, con refrescos o cerveza con tal de pasar un rato agradable entre compañeros de trabajo.
El oficio de constructor o albañil, ha sido de los más valorados y respetados a lo largo de la historia humana, y aunque a muchos sorprenda, también uno de los más místicos.
Historiadores aseguran que después de la Conquista, los trabajadores del campo empezaron a cambiar sus rituales por ceremonias cristianas. Dejando a un lado los sacrificios y las ceremonias para pedir la mejoría de las cosechas, los trabajadores optaron por las creencias cristianas, empezando a rogarle a la Santa Cruz por los beneficios.
Los años pasaron y los campesinos dejaron a un lado el arado y el hoz, para comenzar a ser albañiles. Por lo que los albañiles no han dejado dicha tradición como cada año para no sufrir accidentes laborales.