Rebecca Janzen, The Conversation
Nueve miembros de una prominente familia mormona en el norte de México, todas mujeres y niños, fueron asesinados a tiros el 4 de noviembre en un territorio cuyo control es disputado por el Cartel de Sinaloa y la banda La Línea.
México, que ha experimentado un alto índice de criminalidad durante más de una década, ha visto aumentar la violencia en las últimas semanas.
El 17 de octubre, un tiroteo en la ciudad de Culiacán que involucró al Cártel de Sinaloa llevó a las autoridades a liberar a Ovidio Guzmán, hijo del capo de la droga convicto Joaquín “El Chapo” Guzmán.
En el contexto de tanto derramamiento de sangre, los asesinatos de los LeBarón son altamente inusuales y trágicamente cotidianos.
A diferencia de la mayoría de las víctimas de asesinato en México, los LeBarón son ciudadanos estadounidenses y mormones, parte de una comunidad religiosa que se separó de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días del estado de Utah (EE.UU.) hace años.
Pero, como han escrito muchos periodistas mexicanos, el activismo por la paz de Julián LeBarón también podría haber convertido a su comunidad en un objetivo.
Y los LeBarón tienen una historia de encuentros violentos con el crimen organizado.
Mormones en la historia mexicana
En mi libro de 2018 sobre enclaves religiosos en México procedentes de Estados Unidos y Canadá, investigué la comunidad de los Santos de los Últimos Días y los mormones LeBarón del estado de Chihuahua, asentados cerca de la frontera con Estados Unidos.
Por lo general, los miembros de estas comunidades son algo reacios a hablar con extraños, más allá del proselitismo.
Pero como persona de origen menonita con parientes en colonias menonitas en México, pude entrevistar a miembros de la rama mexicana de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el nombre oficial de la iglesia mormona dominante.
Junto con los Romney, parientes del senador Mitt Romney, cuyo padre nació en México, los LeBarón se encuentran entre las familias más famosas de la historia mormona.
Los miembros de la comunidad de Santos de los Últimos Días de Utah emigraron a México en la década de 1880 para seguir sus creencias religiosas y vivir en familias polígamas, lo cual era ilegal en los Estados Unidos.
La poligamia también era ilegal en México, pero el gobierno allí ofreció una definición flexible de familia y no hizo cumplir sus leyes contra la poligamia.
Alma Dayer LeBarón, el patriarca, nació en 1886 y creció como Santo de los Últimos Días en Colonia Dublán, Chihuahua.
En 1904, se casó con una mujer de la cercana Colonia Juárez. Ella lo dejó cuando él buscó un matrimonio polígamo.
LeBaron huyó de la Revolución Mexicana hacia Utah en 1912, donde se casó con dos mujeres, Maude McDonald y Onie Jones, y tuvo lo que se ha descrito como “una gran familia de hijos”.
Juntos regresaron al norte de México en 1924 para descubrir que sus vecinos Santos de los Últimos Días no aceptaban su poligamia.
Entonces “Dayer” LeBaron estableció su propia colonia, conocida como su apellido, en Galeana, Chihuahua.
Junto con los Romney, parientes del senador Mitt Romney, cuyo padre nació en México, los LeBarón se encuentran entre las familias más famosas de la historia mormona.
Los miembros de la comunidad de Santos de los Últimos Días de Utah emigraron a México en la década de 1880 para seguir sus creencias religiosas y vivir en familias polígamas, lo cual era ilegal en los Estados Unidos.
La poligamia también era ilegal en México, pero el gobierno allí ofreció una definición flexible de familia y no hizo cumplir sus leyes contra la poligamia.
Alma Dayer LeBarón, el patriarca, nació en 1886 y creció como Santo de los Últimos Días en Colonia Dublán, Chihuahua.
En 1904, se casó con una mujer de la cercana Colonia Juárez. Ella lo dejó cuando él buscó un matrimonio polígamo.
LeBaron huyó de la Revolución Mexicana hacia Utah en 1912, donde se casó con dos mujeres, Maude McDonald y Onie Jones, y tuvo lo que se ha descrito como “una gran familia de hijos”.
Juntos regresaron al norte de México en 1924 para descubrir que sus vecinos Santos de los Últimos Días no aceptaban su poligamia.
Entonces “Dayer” LeBaron estableció su propia colonia, conocida como su apellido, en Galeana, Chihuahua.
Hoy se extiende aproximadamente 10 kilómetros a lo largo de una carretera municipal y tiene poco más de 6 km de ancho, rodeada de campos de cultivo.
LeBaron también comenzó su propia iglesia mormona.
Pobreza y conflictos
Durante 50 años, los LeBaron fueron y vinieron a través de la frontera México-Estados Unidos, tiempo en que los hijos de “Dayer” sirvieron como misioneros evangelizadores en nombre de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
La comunidad tuvo que enfrentar la pobreza y, a partir de la década de 1970, se topó con conflictos de tierras con una comunidad agrícola cercana a la que el gobierno le había otorgado tierras después de la Revolución Mexicana.
La tierra de la colonia LeBaron pudo haber sido comprada ilegalmente y haber despojado a esa concesión de tierra vecina.
Los campesinos del área llamaron a los LeBaron “invasores estadounidenses” y destruyeron sus cercas. Esto permitió que el ganado ingresara a los campos de esa familia, lo que dañó los cultivos.
Los jueces en México, sin embargo, se pusieron del lado de los LeBaron, a quienes vieron como miembros productivos de la economía local.
Con el paso del tiempo, los enfrentamientos de tierras entre los ganaderos mormones y mexicanos se habían disipado en buena medida. Pero el año pasado resurgió el conflicto.
Después de la muerte de Alma “Dayer” LeBaron en 1951, sus hijos Joel, Ross, Ervil y Verlan, no estuvieron de acuerdo sobre el futuro de la iglesia que su padre había establecido, lo que provocó violencia dentro de la familia y la formación de nuevos grupos fundamentalistas.
Ervil LeBaron fue arrestado y condenado por el asesinato de su hermano en 1972. Ese veredicto fue revocado más tarde, pero en 1981 un tribunal de Utah condenó a Ervil por un asesinato diferente. Murió ese año.
Los miembros de esta comunidad fueron señalados por cometer constantes palizas, matrimonio de menores y otros abusos entre ellos, en el libro de memorias “La hija del polígamo” que escribió una mujer que se fugó del clan, Anna LeBaron.
Los LeBaron también han sido víctimas de la violencia en México.
Eric LeBaron, de 16 años, fue secuestrado por narcotraficantes en 2009. Su familia presionó exitosamente al gobierno en busca de ayuda y aseguró su liberación.
Como represalia, en 2011 un cartel mató al hermano de Eric, Benjamín, y a su cuñado Luis Widmaren.
Enfadado por la violencia, Julián LeBaron se unió ese año a un movimiento de paz nacional fundado por el poeta Javier Sicilia.
Según reportó la prensa, LeBaron y Sicilia rompieron en 2012. Pero después del asesinato del primo de Julián y otros miembros de la familia el 4 de noviembre, Sicilia escribió una carta de condolencia alentando a Julián a trabajar para “poner un verdadero alto a tanto dolor”.
Integrados a México
Como muestra su activismo por la paz, los LeBaron están más integrados en la sociedad mexicana que otros grupos minoritarios religiosos que he estudiado.
Los LeBarons han buscado durante mucho tiempo conexiones con otros mexicanos para hacer proselitismo sobre sus creencias.
Y Alex LeBaron, de 39 años, de esta comunidad, ha trabajado para el gobierno de Chihuahua.
De 2015 a 2018 , incluso fue un funcionario electo. También se casó con una mujer mexicana, Brenda Ríos, en una ceremonia católica.
Al igual que otros mexicanos del norte, los LeBaron son una comunidad completamente transfronteriza. Gran parte de su poder adquisitivo en México proviene de las remesas enviadas por familiares hombres que trabajan en Estados Unidos.
Al igual que sus vecinos, los LeBaron son vulnerables a la violencia que los rodea.
El número de muertos en México en 2019 está en camino de superar los 33.341 asesinatos registrados en 2018.
A pesar de que la nueva Guardia Nacional fue creada para combatir el crimen, el año pasado fue el año más mortal de México desde que comenzó el recuento moderno hace 20 años.
La violencia en el estado de Chihuahua, donde la tasa de homicidios ha disminuido notablemente en los últimos años, está repuntando.
Por lo tanto, los LeBaron pueden tener una historia de fondo poco común.
Pero desde los secuestros hasta los horripilantes asesinatos, comparten una familiaridad con la tragedia que muchos mexicanos conocen demasiado bien.