Las hostilidades entre Israel y Hamas se intensificaron el martes, elevando el número de muertos en dos días a 30 palestinos y tres israelíes, con Israel realizando múltiples ataques aéreos en Gaza y el grupo militante islamista disparando cohetes contra Tel Aviv.
Un edificio residencial de 13 plantas en la Franja de Gaza se derrumbó después de una de varias docenas de ataques aéreos. Hasta altas horas de la noche, los habitantes de Gaza informaron que sus hogares temblaban y que el cielo se iluminaba con los ataques israelíes casi constantes.
Los israelíes corrieron en busca de refugios en comunidades a más de 70 kilómetros costa arriba en medio de las explosiones. Israel dijo que grupos militantes palestinos habían disparado cientos de cohetes.
Para Israel, el ataque de los militantes a Tel Aviv, su capital comercial, supuso un nuevo desafío en el enfrentamiento con el grupo islamista Hamas, al que considera una organización terrorista al igual que Estados Unidos.
La violencia siguió a semanas de tensión en Jerusalén durante el mes de ayuno musulmán del Ramadán, con enfrentamientos entre la policía israelí y manifestantes palestinos en y alrededor de la Mezquita Al-Aqsa, en el recinto venerado por los judíos como el Monte del Templo y por los musulmanes como el Noble Santuario.
Lo anterior se intensificó en los últimos días antes de una audiencia judicial, ahora pospuesta, en un caso que podría terminar con familias palestinas desalojadas de las casas de Jerusalén Este reclamadas por colonos judíos.
No se ve un inminente fin de la violencia. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, advirtió que los militantes pagarán un precio “muy alto” por los cohetes, que llegaron a las afueras de Jerusalén el lunes durante un feriado en Israel para conmemorar su captura de Jerusalén Este en una guerra de 1967.
“Estamos en el apogeo de una campaña importante”, dijo Netanyahu en declaraciones televisadas junto a su ministro de defensa y jefe militar. “Hamas y la Yihad Islámica pagaron… y pagarán un precio muy alto por su beligerancia”.
Hamas, que buscaba la oportunidad de arrinconar al presidente palestino Mahmoud Abbas y presentarse como los guardianes de los palestinos en Jerusalén, afirmó que era Israel quien debía dar el primer paso.
El líder del grupo militante, Ismail Haniyeh, dijo en un discurso televisado que Israel “prendió fuego en Jerusalén y Al-Aqsa y las llamas se extendieron a Gaza, por lo tanto, es responsable de las consecuencias”.
Agregó que Qatar, Egipto y la ONU habían estado en contacto pidiendo calma, pero que el mensaje de Hamas a Israel era: “Si quieren escalar, la resistencia está lista, si quieren detenerse, la resistencia está lista”.
Imágenes de video mostraron tres columnas de humo negro espeso saliendo de la torre residencial al tiempo que se derrumbaba. La electricidad en la zona en torno al edificio se perdió.
En Tel Aviv se escucharon las sirenas de ataques aéreos y explosiones. La autoridad israelí de aeropuertos dijo que suspendió los despegues del aeropuerto de Tel Aviv “para permitir la defensa de los cielos de la nación”, pero luego los retomó.
Los residentes del bloque y la gente que vive cerca fue advertida de que debía evacuar la zona cerca de una hora antes del ataque aéreo, según testigos. No hubo reportes de víctimas dos horas después del derrumbe.
Información de Reuters