El descubrimiento del exoplaneta habitable más cercano a la Tierra supone un hallazgo tan asombroso como frustrante. Próxima Centauri, una enana roja, está a 4,5 años luz, en torno a este astro hay por lo menos un planeta que posiblemente está cubierto de agua líquida. Pero la distancia que nos separa de este mundo, y de las posibles formas de vida que puede albergar, es también abrumadora. La mejor de las sondas espaciales actuales tardaría unos 70 mil años en alcanzar este sistema solar vecino.
El año pasado, Stephen Hawking y el millonario Yuri Milner presentaron un proyecto para alcanzar Alfa Centauri, el sistema de tres estrellas del que forma parte Próxima, con una sonda espacial que tardaría en llegar apenas 20 años después del lanzamiento y podría realizar las primeras imágenes del exoplaneta.
Se trata de unos prototipos conocidos como Sprites, chips cuadrados de apenas 3,5 centímetros de lado y unos cuatro gramos de peso. Este tipo de naves suponen la opción más razonable para diseñar misiones capaces de recorrer las grandes distancias que nos separan de los astros más cercanos al Sistema Solar.
Estas mininaves representan una nueva generación de sondas espaciales extremadamente sencillas que pueden ser “enviadas allí a donde no quieres poner en riesgo un artefacto de mayor tamaño”, y por tanto más caro, explica el ingeniero.
Estas mininaves representan una nueva generación de sondas espaciales extremadamente sencillas y se inspiran en el comportamiento de las partículas de polvo
Con información de El País
Expertos en comunicación y estrategia, especializados en la evaluación, desarrollo y supervisión de la imagen pública.