Un día como hoy, el 11 de abril de 1755 nació en Londres James Parkinson, geológo, paleontólogo, activista político y médico. Él fue el pionero en estudiar la enfermedad y publicar un libro con sus conclusiones de nombre “Un ensayo sobre la parálisis por temblores”.
Es por ello que al Mal o Enfermedad se le llama “de Parkinson”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció ese día en honor al médico británico en 1997 con la intención de generar conciencia de los síntomas y las necesidades que padecen las personas enfermas por este mal.
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que, a través de un proceso crónico va degenerando y destruyendo las neuronas dopaminérgicas, encargadas de transmitir la dopamina, un químico cerebral necesario para el movimiento muscular y el control del sistema nervioso central.
Aunque algunos síntomas son comunes, la enfermedad se manifiesta en cada persona de forma distinta. No se ha encontrado una cura, pero existen muchos tratamientos para controlar sus síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas que lo padecen.
El mal del Parkinson es mucho más que temblores, ya que estos enfermos desarrollan una lentitud de pensamientos y movimientos, depresión o apatía. También presentan un parpadeo lento, dolor muscular, alteración del equilibrio e incluso falta de expresión facial. Los síntomas se manifiestan cuando ya existe una pérdida importante de las neuronas.
Para su tratamiento se utilizan medicamentos que aumentan el nivel de dopamina, y se recomienda una dieta sana, ejercicio físico, fisioterapias y evitar todo tipo de estrés para esa persona.