Un tirador solitario ha vuelto a sumir este domingo a Estados Unidos en el horror. Un hombre armado entró ayer al mediodía en una iglesia baptista de Sutherland Springs, una pequeña localidad rural de Texas, de menos de 400 habitantes y abrió fuego contra los feligreses. Mató a 26 personas e hirió a una veintena.
Cuando el asesino, identificado como Devin P. Kelley, salía de la iglesia, un vecino de la localidad le persiguió y disparó con su rifle. Tras una breve persecución, el tirador, un militar expulsado del Ejército, logró escapar en coche y fue hallado muerto en el vehículo en una carretera cercana.
La de Sutherland Springs es la quinta masacre con armas de fuego con más muertos en la historia de Estados Unidos y pone una vez más sobre el tapete del debate nacional en torno a la regulación del acceso de civiles a armas de fuego.
El templo es una construcción sencilla, de planta rectangular, donde cabe medio centenar de personas. Sutherland Springs es el típico pueblo rural de Texas, de casas dispersas. Puro campo, un territorio que llevaba décadas sin sobresaltos que en diez minutos vivió una pesadilla. Las cinco casitas que hay frente a la iglesia se han quedado vacías porque sus moradores se fueron tras la masacre.
Con información de El País
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