La mayoría de las personas somos cortas de memoria y cuando nos convertimos en adultos y formamos nuestra propia familia, olvidamos rápidamente lo recibido de los padres. El egoísmo y el peso de cuidar a los padres nos hace desestimarlos cada vez más.
Atender a los padres cuando estos envejecen, muchas veces es vista por los hijos como una carga incomoda, que demanda algo que quieren tener para su exclusivo derecho “tiempo” y su yo interno dice: si dejo mis cosas para atender a mis padres, me pesa y si no les doy tiempo, me remuerde la conciencia. La solución más fácil : no escuchar mi conciencia.
Cuando somos padres sabemos que tenemos una responsabilidad de guiar, proteger y educar a nuestros hijos pues ellos dependen al 100 por ciento de nuestra ayuda en todo momento, igualmente cuando envejecemos y llegamos a una edad adulta nos convertimos en niños con la diferencia que con el paso del tiempo iremos perdiendo más capacidades y seremos más dependientes de quien nos cuida.
Desgraciadamente al contrario de un niño el envejecimiento trae consigo perdida de facultades y al mismo tiempo necedad, mal carácter y cerrazón y con esto es mucho más complicado para los hijos la sana interacción con los padres ya que la mayoría de las veces terminan en una pelea por cualquier tontería.
Es importante no olvidar que todos sin excepción nos convertiremos en viejos a menos de que la muerte nos sorprenda a una edad temprana, pero si esto no ocurre tendremos la necesidad de que alguien vea por nosotros, como quizá a hora lo estemos haciendo con nuestros padres.
Tener a nuestros padres aún con nosotros debe ser siempre un motivo de dar gracias a la Vida por permitir que nuestros viejos puedan convivir con nuestros hijos y ellos puedan aprender lo gratificante que es poder ayudar y devolver un poco de todo lo que en su tiempo ellos nos brindaron. No permitas por ningún motivo que tus padres sientan que ellos son una carga para ti o tu familia, el rechazo y el maltrato a un padre es de las cosas más aberrantes que pueden existir.
¡Cierto! No es fácil y quizás las circunstancias por las que estás pasando en estos momentos lo dificultan aún más, busca alternativas siempre con la idea del bienestar de tu ser querido y no solo pensando en ti, la vida es corta y recuerda que los hijos repiten patrones, así que como trates a tus padres seguramente será el trato que te darán tus hijos cuando seas un adulto mayor.
¡Hola! Soy Mamá Pereyra, tengo dos hijos y en lo profesional me dedico a administrar restaurantes, una tarea nada fácil, pero me gusta mucho lo que hago. La mayor parte de mi tiempo trato de dedicarlo a mis hijos, pues estoy convencida que la familia es lo más importante. La vida me ha dado cosas hermosas que trato siempre de transmitir a los demás, me gusta ser solidaria y responsable con todo lo que hago. Disfruto mucho a mis amigas y a mi familia pues es lo más valioso que tengo.