El mundo de la música es uno de los que más ego contiene. Digamos que si el orgullo de algunos artistas fuera como el humo, ningún concierto necesitaría hielo seco y en algunos casos ni el escenario se alcanzaría a ver.
¿Por qué quise escribir sobre este tema? Pues porque este fin de semana se llevará a cabo el Vive Latino. Festival en el que, si no cancela de último minuto, se presentará uno de los egos… perdón, artistas, más grandes que la industria haya visto.
Estoy hablando del vocalista de The Smiths, una banda sumamente sobrevalorada para algunos; una de las máximas joyas de la corona inglesa, para otros. Personalmente pienso que no es ni lo uno, ni lo otro. Diría que son una gran banda, pero ni cerca de ser los Beatles de su generación, como Morrissey parece creer.
Y mucho menos él es la resurrección de Lennon, claro está.
Ni duda queda de su talento, especialmente para crear letras casi poéticas, pero si de cantar hablamos, no le aventaría tantas flores. Pero su estilo marcó a muchas personas y sin duda hoy son una de las bandas de culto más alabadas por los hipsters, básicamente porque no son tan conocidos como Oasis, ni tan alternativos como para no entenderle a su música.
No me mal entiendan, me gustan los Smiths y me gusta el trabajo de su cantante como solista. Pero de ahí a que pueda con su nivel de antipatía y con sus exigencias hay una gran diferencia.
Aquí, es mi corazón de músico el que escribe: existiendo miles y miles de jóvenes con talento que desearían poder dedicarse a lo que el señor Steven Patrick Morrissey hace y la industria que prefiere rogar y rogar si quiera por un suspiro suyo, haciendo peripecia y media con tal de obtenerla.
El más reciente ejemplo, su presentación en televisión mexicana por primera vez, en el programa Sale El Sol de Imagen Televisión. Ahí, el gran divo exigió que su “presentación” fuera playback (sí, el músico exigió no tocar), que no hubiera nadie a cuadro al mismo tiempo que él, que el estudio fuera cerrado incluso a miembros de la televisora y que nadie comiera carne (él es vegano) mientras él se encontraba en el edificio.
Y bueno, viniendo de uno de los tipos que más conciertos ha cancelado, incluso con el recinto ya abarrotado por sus fans, con el simple pretexto de que la calefacción de su camerino no funcionaba, pues realmente ya no sorprende.
La buena noticia es que a pesar de que ya canceló su participación en un Vive Latino a tan solo UN DÍA de llevarse a cabo, el 2018 será el año en el que podamos verlo en dicho escenario ahora sí (¿o no?). Bueno, mejor que nadie respire o cualquier pretexto sería bueno para que el señor Morrissey nos prive de iluminarnos la mirada y el oído con su actuación.
¿Y si mejor nos enfocamos en aquellos que sí quieren compartir su música y su arte por pasión y no porque sienten que nos están haciendo un favor? ¿O ustedes creen que Morrissey parece disfrutarlo mucho todavía?
Por lo pronto, yo propongo que le organicemos una carnita asada, igual y así se le baja lo pesado y ya deja de comportarse como pocos (ni siquiera las más grandes leyendas) en la industria de la música.