El moderno cine de acción tiene que lidiar con un interesante conflicto. Por un lado debe estar lo suficientemente anclado en la realidad como para que creamos en las historias que nos plantea. Por otro, sabe que la paciencia del público no está precisamente asociada con prolongados diálogos expositivos, pues lo que realmente nos interesa es ver sangre, balazos y explosiones. Consecuentemente es difícil hallar ese vital punto de equilibrio para entregar un producto uniforme.
Este acto malabarístico es lo que intenta presentarnos ‘Milla 22: El Escape’ (‘Mile 22’, d. Peter Berg), una jingoísta visión de las agencias de inteligencia norteamericanas que semeja un coctel de ideas post-Trumpianas, premisas extraídas de videojuegos y ultraviolencia que deleitaría al mismísimo Alex DeLarge. Lo sutil no es lo suyo, vamos.
El héroe orquestador de este esfuerzo es James Silva (Mark Wahlberg), una contradicción caminante que parece operar con la frialdad de un forense a la hora de despachar enemigos y soltar factoides históricos, pero que sigue conservando una liga de goma como muleta emocional para mantener sus volátiles emociones ancladas en un remedo de funcionalidad.
Silva comanda a un grupo de operativos paramilitares en una eficiente (y en el papel inexistente) organización denominada ‘Overwatch’. Ya saben el rollo: el gobierno negará estar ligados a sus miembros o sus acciones, todos cuentan con libertad casi absoluta de operación, su entrenamiento para matar hace ver a Rambo como un niño de preescolar, etcétera. Básicamente es una misteriosa entidad más como las que has visto en ‘Misión Imposible’, la saga de ‘Jason Bourne’ y las versiones modernas de videojuegos como ‘Call of Duty’, pero aquí el protagonista es el tipo que sale en ‘Transformers’.
Vemos operar a nuestros héroes con eficacia y crueldad al despachar a un grupo de facinerosos de Europa del este al inicio de la historia, y ahí nos enteramos que Estados Unidos enfrenta un grave peligro: cuatro kilos de material radioactivo han sido robados y parecen estar en camino a convertirse en una bomba “peor que Hiroshima y Nagasaki combinadas”. Suena grave, así que ‘Overwatch’ está por entrar en acción.
¿Pero por dónde empezar? ¡Fácil! Entra en escena un policía llamado Li Noor (Iko Uwais), solicitando asilo político en la embajada norteamericana en Indocarr, una turbulenta nación (ficticia) del sureste asiático. Li tiene una propuesta importante para los americanos: si lo sacan del país les brindará información vital para encontrar a los responsables detrás de la bomba.
El título de la película se refiere a las 22 millas que separan la embajada en cuestión de una pista de aterrizaje donde nuestros héroes deben abordar el avión militar que les extraerá del país. Hay un detalle: dicho avión sólo puede esperarlos durante 10 minutos, so pena de desencadenar un conflicto internacional. Para complicar las cosas la fuga no es precisamente un secreto perfectamente cuidado, hay literalmente docenas de misteriosas fuerzas beligerantes intentando detener al convoy y asesinar a quienes lo conforman. ¡Esto es un trabajo para el muchacho de ‘Transformers’!
OK, fuera de broma, hay que admitir que ‘Milla 22: El Escape’ no tiene mayores ambiciones que entretenernos de la manera más sangrienta que sea posible y, si todo sale bien en la taquilla, convertirse en una franquicia de acción más. Peores películas lo han intentado, así que no la criticaremos por ello. Esta es la cuarta colaboración de Mark Wahlberg con el director Peter Berg (no lo llamen “Michael Bay Light”, por favor), aunque las tres películas previas (‘El Sobreviviente’, ‘Día del atentado’ y ‘Horizonte profundo’) habían sido basadas en hechos reales. Quienes estén familiarizados con el estilo del realizador recordarán su vertiginosa aproximación al proceso de edición, su americanismo descarado y su habilidad para montar secuencias de acción. Todo está presente aquí.
Lo que le duele un poco a Berg y a Wahlberg es, justamente, que es difícil conectar con una historia donde carecemos de un nivel satisfactorio de desarrollo para los personajes en pantalla. Hay dos mujeres en el grupo de operativos de ‘Overwatch’ (Lauren Cohan y Ronda Rousey), pero son poco más que unos bocetos de arquetipos previamente explorados en filmes más pacientes. De manera similar hay un par de magníficos actores veteranos (John Malkovich y el infravalorado Terry Kinney) en roles que aportan cierta legitimidad a las acciones de este organismo, pero tampoco los conocemos lo suficiente.
Por otro lado, ver al indonesio Uwais en su debut para Hollywood es un deleite. Quienes hayan visto las dos películas de ‘The Raid’ del director Gareth Evans saben que Iko es un espectacular exponente de artes marciales, y su revelación como una implacable máquina de matar en esta película llega en una sorprendente secuencia que vale el boleto de entrada. Uwais posee una innegable cualidad de estrella que empata bien con Wahlberg y su “hombre común capaz de actos extraordinarios” que se ha cansado de representar en la última década, así que no hay mucho que cuestionar en materia de elenco.
Imagino que decidir si esta entrega es para ti o no depende mucho de tus preferencias como audiencia. Si encuentras que los diálogos de una ‘Misión: Imposible’ son excesivos y rebuscados, no te preocupes: ‘Milla 22: El Escape’ es acción con cobertura de más acción, coronada por una cereza de acción. Claro, cualquier cosa buena puede resultar chocante en exceso, así que tómala con las reservas necesarias.
Por otro lado, si esperas un sesudo “thriller” de espionaje inspirado en las novelas de Le Carré o Ludlum, esto no es para ti. Confórmate con saber que la violencia en pantalla es justificada por el personaje de Malkovich con una reveladora expresión: “a veces un hombre tiene que escupirse en las manos, izar la bandera negra y ponerse a degollar gargantas”. Lo dicho: cero sutilezas aquí.
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He dirigido revistas como Men'™s Health, ESPN Deportes y SOBeFiT, pero mi pasión es ver, analizar, diseccionar, eviscerar y disfrutar películas, tanto en el podcast Finísimos Filmes como en diversas colaboraciones y columnas. Maté a un hombre en el ring. OK, quizá no, pero sería una gran historia'¦