El espacio exterior fascina e intriga en igual medida. Vivimos escudriñando sus secretos más distantes con telemetría, sondas espaciales y mensajes cifrados que rebotan por el universo en espera de eco. Por otro lado, intentamos comprender nuestro rol en su inmensidad, nuestro significado en un lugar que resalta nuestra insignificancia por meras dimensiones físicas.
Siendo infinito, sorprende que en él haya tan poco espacio para explorar temas de amor. Los productores responsables de ‘Pasajeros’ (‘Passengers’, d. Morten Tyldum) intentan remediar esto con una historia que, en el fondo, intenta explicar los caprichosos procederes del género humano cuando nuestra vulnerabilidad y la necesidad de tener a alguien a nuestro lado rebasan el lógico accionar. Desafortunadamente, al igual que la búsqueda de vida inteligente en sistemas planetarios remotos, esta parece ser una misión que no rinde los frutos anhelados.
Chris Pratt interpreta a Jim, pasajero en una monumental nave espacial con más de 5,000 humanos a bordo, en un recorrido donde todos viajarán como paletitas heladas durante 120 años hasta llegar a su destino en un nuevo habitat. Todos menos Jim, claro, quien sufre un desperfecto en su sistema de animación suspendida y despierta antes de tiempo, sin opción de volverse a “dormir” y aparentemente condenado a morir de viejo mientras los demás roncan.
Los cortos y el póster de la película ya nos revelaron que en algún momento Jim se hará de una compañera de viaje e infortunio, y que se trata de Aurora (Jennifer Lawrence). Ella es una atractiva escritora cuyos motivos para dejar atrás la Tierra y sus tribulaciones parecen ser más de aburrimiento que otra cosa, pero en fin… La mala noticia para Aurora es que al despertar anticipadamente (en una argucia urdida por el solitario Jim) le va a condenar a pasar el resto de su existencia aburriéndose junto a una sola persona.
O no. La vida de pareja que Jim y Aurora comienzan a disfrutar en esa arca silenciosa es hasta cierto punto idílica, pues él ha logrado procurarles comodidades de lujo mientras el resto de los “pasajeros” permanecen bajo cero. Deliciosas comidas, cocteles servidos por un sofisticado humanoide, amenidades propias de un decadente crucero… todo para ellos solitos. Y como ella no sospecha que prácticamente fue elegida “del menú” por él durante un momento de desesperación, ¡pues tan contentos!
Hasta que, por supuesto, las cosas vuelven a complicarse. Esta nave espacial tiene tantos problemas técnicos como un teléfono celular con batería explosiva, así que la situación de los dos (y del resto de los inertes viajantes) se torna en un peligro mortal, sobre el cual pende una incómoda revelación y sus lógicas consecuencias.
Hay un momento en el que ‘Pasajeros’ pasa por ser una película inteligente, elegante y en pos de una historia de tintes relevantes, explorando los mejores y peores aspectos de nuestra calidad humana en un entorno donde somos los únicos jueces de nuestros actos. Lo malo es que ese momento no dura más allá del primer acto, y la película se desvía pronto por territorios que hemos recorrido hasta el cansancio (¿Podrá perdonar ella lo que él le hizo? ¿Se impondrá el amor a la razón?) hasta llegar a un tercer acto donde terminamos volteando los ojos a dos lugares posibles: el techo de la sala de cine (¿Quién pensó que llevar la historia por este rumbo era buena idea?) y el reloj (¿Cuánto tiempo más tengo que aguantar este festival de clichés?).
Duele un poco el ser tan drásticos con una producción así, pero la película misma lleva un buen rato pregonando el carisma y la química entre sus protagonistas (innegable) y lo original de su trama (MUY debatible). ‘Silent Running’ (1972) y ‘Solaris’ (en sus dos versiones de 1972 y 2002) son sólo los ejemplos más obvios a la hora de analizar los sentimientos humanos en un ambiente de aislamiento opresivo como es el que ofrece el espacio exterior. No te sorprenderá saber que cualquiera de esos filmes resuelve mucho mejor las preguntas que ‘Pasajeros’ nos plantea, confiando en que nuestros deseos por ver a dos protagonistas atractivos viviendo juntos en una gran nave interplanetaria van a hacernos obviar las necesidades de coherencia y progresión narrativa.
El director Tyldum borra mucha de la buena voluntad que podría haber sembrado con ‘The Imitation Game’ hace un par de años, pero el principal culpable tiene que ser el guionista, quien recién cumplió competentemente con ‘Doctor Strange’ tras un monumental fiasco en la anhelada precuela del universo Alien que fue ‘Prometheus’. Digamos que el marcador se pone rápidamente en su contra, y que tomará un buen rato para que cualquier persona familiarizada con su devoción por dejar cabos sueltos vuelva a caer en una de sus entregas.
Lawrence y Pratt enfrentarán duras críticas por su trabajo, que compensará las magníficas rachas de las que han disfrutado en sus relativamente jóvenes carreras. Un poco de realidad dura, en forma de una película fallida, puede ser el aliciente necesario para estudiar un poco más los proyectos en oferta y no ceder ante la tentación de una premisa que no ofrece gran cosa. ‘Pasajeros’ no es mala, pero es francamente mediocre, y en Hollywood el olvido y la indiferencia son lugares fríos, inclementes. Como el espacio exterior, de alguna manera.
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He dirigido revistas como Men'™s Health, ESPN Deportes y SOBeFiT, pero mi pasión es ver, analizar, diseccionar, eviscerar y disfrutar películas, tanto en el podcast Finísimos Filmes como en diversas colaboraciones y columnas. Maté a un hombre en el ring. OK, quizá no, pero sería una gran historia'¦