Lo hemos visto en todos los medios nacionales e internacionales. El pasado domingo 2 de octubre la mayoría de los colombianos rechazaron la paz en acto nunca antes visto; ahora periodistas y columnistas los tunden por dejar pasar una oportunidad histórica que significaba poner fin a más de 50 años de guerra. ¿Quién rechaza la paz si es el recurso más deseado por la humanidad? El pueblo colombiano lo hizo por una razón muy válida: la paz tenía un costo muy alto.
Si bien hoy es muy temprano para poder hacer un análisis minucioso de este tema, lo que sabemos hasta ahora es lo siguiente:
Un grupo político bastante amplio hizo una campaña agresiva con el “no”. Los máximos abanderados de esto fueron el ex presidente Álvaro Uribe y el ex procurador Alejandro Ordoñez. Los argumentos más fuertes de su operación:
1. “Se le está entregando el gobierno a la guerrilla” y
2. Rodrigo Londoño Jiménez, mejor conocido como Timochenko, comandante de las FARC, llegaría a ser presidente de la nación vecina.
Y es que, aunque el supuesto tributo político solo podría ocurrir en el caso de que Timochenko fuera votado por la mayoría, es decir, electo por democracia, al triunfo del “no” se le sumó el abstencionismo que hubo el día de la elección debido a los efectos climáticos de un fenómeno meteorológico que además de arrasar en las calles, también arrasó políticamente. El resultado: Más de veinte millones de colombianos ni siquiera se asomaron a las urnas. Sólo 13 millones ejercieron el voto, de acuerdo con datos oficiales.
No refrendar los acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC, detiene la forma en la que el gobierno de Juan Manuel Santos se estaba combatiendo y que había sido un estandarte que desde el inicio de su administración.
Santos dice que no se rendirá, mientras que Timochenko prometió “usar solamente las palabras como arma de construcción hacia el futuro”, por su parte el ex presidente y ahora senador, Álvaro Uribe se declaró dispuesto a abrir “un gran pacto nacional”, después de haber jugado con los miedos más expuestos de la ciudadanía la impunidad y el futuro de sus familias.
Los tres frentes dicen querer la paz en Colombia, pero lo cierto es, que peso a ello, las negociaciones se volverán más complejas, pues no hay dos partes, sino tres, con objetivos distintos detrás de la paz. Lo rescatable es que sin importar el número de votos, fue la democracia la que decidió; lo perturbable es que no se sabe a qué costo. Es mi opinión…
Licenciada en Economía por la UMSNH.
Consejera Nacional y Estatal del PAN.
Ex funcionaria pública. Orgullosa madre de familia.