¿Sabes qué se conmemora en México el próximo 13 de agosto?
Se trata de una fecha que recuerda un acontecimiento importante en la historia del Continente Americano, que marca un antes y un después para los que somos descendientes de una gran cultura con raíces ancestrales, pero también parte de la mezcla con otra cultura proveniente del viejo continente.
Estoy hablando de la caída del Imperio Azteca o lo que también conocemos como la Conquista Española. El 13 de agosto de 1521, después un asedio de tres meses, la gran ciudad de Tenochtitlán es dominada por los españoles.
Sin embargo, aún faltarían varias décadas para que los españoles lograran convertirse en los amos de México. Es cierto que en aquella fecha el Imperio Azteca llega a su fin, pero en las afueras de Tenochtitlán siguen varios focos de resistencia que fueron exterminados por completo hasta 60 años después.
Recordemos que la expedición de Hernán Cortés llega a México a principios del año 1519 y es hasta casi el final de ese mismo año que los españoles logran apreciar por primera vez la majestuosa y compleja ciudad de Tenochtitlán.
Sin exagerar, los historiadores consideran que cuando los conquistadores llegan a Tenochtitlán se encuentran con una de las mayores ciudades del mundo entero. Así que de ingenuos y primitivos los indígenas aztecas no tenían nada y menos frente a los pobladores del Continente Europeo.
Hernán Cortés y sus hombres son excelentemente bien recibidos por el emperador Moctezuma Segundo, ya que una profecía indicaba que uno de sus dioses -el gran Quetzalcóatl- regresaría a tierras mexicanas algún día.
Los españoles llegan en el momento justo y tanto su apariencia como sus animales desconocidos para los aztecas, son consideradas las señales de las que hablaba la antigua profecía, donde se menciona que Quetzalcóatl regresaría con piel clara y barba.
Una de las primeras muestras de adoración ocurre cuando al desembarcar los conquistadores, Moctezuma les envía oro como un presente. Aunque hay otras versiones de investigadores que afirman que este gesto fue porque los aztecas sabían que no eran dioses y con los obsequios intentaban que los invasores se marcharan.
Ya sea por una o la otra versión, lo cierto es que los españoles quedan impresionados con el oro y se empeñan en conseguir más, de manera que continúan su camino hasta aquella gran ciudad de la que todos hablan como la habitada por los guerreros que dominan a todos los demás pueblos de México.
Ya en Tenochtitlán, Moctezuma les da una cálida bienvenida y les regala más oro. A cambio, Hernán Cortés toma como prisionero al emperador e intenta usurpar su lugar como máxima autoridad de la ciudad.
Los aztecas no se quedaron conformes con esto e intentan expulsar a los españoles de Tenochtitlán. Además, en el año 1520 llega a México otro conquistador español, rival de Hernán Cortes, por lo que éste abandona la ciudad azteca para negociar con él.
Es durante la ausencia de Cortés que entre españoles y aztecas todo empieza a complicarse, hasta que finalmente estalla una rebelión. Al enterarse Cortés, regresa de inmediato, pero ya es demasiado tarde porque los aztecas logran expulsar a los españoles de Tenochtitlán, en ese acontecimiento llamado “La Noche Triste”.
Según los escritos de Hernán Cortés, durante aquella “noche triste” murieron 150 españoles y dos mil aztecas. Aunque otras versiones aseguran que en realidad fallecieron entre 450 y mil 150 conquistadores. Aun así, los españoles no fueron vencidos por completo y Cortés logra escapar.
Para reconquistar Tenochtitlán Cortés establece alianzas con varios pueblos indígenas que odiaban a los aztecas porque estaban sometidos a su imperio sangriento y tributario. Necesitaba más hombres y con estos nativos resentidos logra engrosar sus filas de soldados.
Al mismo tiempo, coincide que Tenochtitlán sufre una terrible epidemia de viruela, la cual traen los españoles consigo desde el viejo continente. Muchos pobladores, nobles y guerreros mueren por aquella nueva enfermedad, incluyendo el heredero de Moctezuma Segundo.
Pero acostumbrado a la guerra, Hernán Cortés analiza sus puntos débiles por los que no ha podido conquistar del todo el Imperio Azteca y se da cuenta que en parte es debido a su poca movilidad por el lago. Por eso construye embarcaciones para contrarrestar los ataques de los indígenas.
En mayo del año 1521, Cortés inicia el asedio de Tenochtitlán. Su plan era cortar el abastecimiento de la ciudad, desconectándola de tierra firme y obligando así a los habitantes a someterse. Los aztecas ven cómo los españoles se acercan cada vez más e intentan romper el cerco, pero desafortunadamente fracasan.
Los conquistadores logran llegar así a la ciudad pero se ven obligados a combatir hasta el 13 de agosto de 1521 para alcanzar la rendición de los aztecas.
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