A ti que me escuchas esta mañana en ¡Qué tal, Fernanda! te pregunto: ¿Sabes cuántos aspirantes independientes a la Presidencia de México intentaron llegar a las boletas electorales?
Hasta el día de hoy, sólo Margarita Zavala y Jaime Rodríguez “El Bronco” están confirmados por el INE. Hace un mes, también estaba Armando Ríos Piter y continúa el pleito legal por la validación de las firmas.
Pero desde que se anunció la posibilidad de postularse como candidato independiente, fueron 46 los aspirantes que buscaron reunir el apoyo ciudadano equivalente al 1% de la Lista Nominal federal. Es decir, unas 866 mil 593 firmas en al menos 17 entidades de la República Mexicana.
¿Pero, por qué estas elecciones presidenciales son distintas y el tema de las candidaturas independientes ha provocado tantos conflictos?
Para muchos, todo comenzó con la reforma política de 2012 que incluye candidaturas independientes o ciudadanas. Sin embargo, esto ya existe desde hace mucho tiempo en la historia de la democracia mexicana, incluso se remonta al siglo antepasado.
Recordemos que para 1812 las reglas electorales existentes están amparadas en la Constitución de Cádiz, que junto con las Bases de Organización Política de la República Mexicana de 1843, no conceden el monopolio expreso a los partidos, por la simple razón de que no hay partidos políticos.
Lo que existe en ese entonces bajo estas leyes es un procedimiento electoral indirecto en tercer grado con electores de juntas de parroquia, electores de juntas de partido y electores de juntas de provincia. ¿Cómo es esto?
En palabras simples, los candidatos se presentaban el día de la elección y no había registro formal ni campañas, pero casi cualquier ciudadano -incluyendo a los propios electores integrantes de las juntas- podía aspirar al puesto de elección popular y el que obtuviera más de la mitad -más uno- de los votos resultaba ganador.
Después surge la Convocatoria a Cortes en el año 1821, la cual está consideraba como una de las primeras regulaciones electorales del México independiente. Aunque se asemeja en mucho a lo ya visto en la Constitución de Cádiz, una de las novedades principales está en su Artículo 1, que da el derecho a todos los ciudadanos “de todas las clases, castas y extranjeros” para ser candidatos.
En las Bases de Organización Política de la República Mexicana de 1843 se establece que los senadores electos en Asambleas Departamentales pueden provenir de los gremios de agricultores, comerciantes, mineros, fabricantes o exfuncionarios, y no de los partidos.
Aunque la Ley Electoral promulgada por el presidente Francisco I. Madero el 19 de diciembre de 1911 sustituye a la de 1901 y es la primera norma mexicana que reconoce expresamente a los candidatos sin partido y dispone mecanismos para velar por la igualdad de sus derechos político-electorales frente a las fuerzas políticas formales.
Años más tarde, en la Ley Electoral para la Formación del Congreso Constituyente de 1916, el Artículo 7 dice que “los ciudadanos, partidos políticos y candidatos independientes pueden solicitar impugnaciones en relación al padrón electoral, instalación de casillas y durante la jornada electoral”.
La Ley para la Elección de los Poderes Federales de 1918 sigue básicamente las mismas normas y añade las reglas para el registro de los candidatos ciudadanos, estableciendo 50 electores del distrito respectivo para candidatos a diputados; 50 electores de cualquier distrito para senadores, mientras residan en el estado correspondiente; y 50 electores de cualquier lugar del país para candidatos presidenciales.
¿Pero sabes quién fue el primer candidato independiente en la historia de México?
Su nombre fue Nicolás Zúñiga y Miranda, un zacatecano que entre 1865 y 1924 fue ocho veces candidato a la Presidencia de la República sin estar en un partido político. Su imagen quedó inmortalizada en uno de los murales más famosos de Diego Rivera.
Me refiero a “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, donde Diego retrató al llamado “candidato perpetuo” debajo de Porfirio Díaz, quien se inclina hacia él para entregarle una bandera de México y una banda tricolor. También se puede apreciar sobre una silla presidencial, colocada entre ambos personajes, un ejemplar de “El Mexicano”, que era el periódico del Club Político Nacional que dirigía Zúñiga.
De hecho, las candidaturas independientes no estuvieron prohibidas en las leyes mexicanas, sino hasta 1946 cuando el entonces presidente Manuel Ávila Camacho promueve una reforma política que da a los partidos el derecho exclusivo a postular candidatos.
Antes de esto, José Vasconcelos fue uno de los pocos candidatos que se atrevieron a encabezar movimientos independientes en contra del sistema para competir por la presidencia de México en 1929.
Y nos vamos hasta el año 2001, cuando en plena alternancia en la Presidencia, comienzan los juicios de ciudadanos en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, pidiendo competir en las votaciones sin partido.
Jorge Castañeda intentó registrar su candidatura independiente en 2005 y le fue negada, lo mismo ocurrió en la Suprema Corte de Justicia que ratificó la negativa. Pero al llevar el caso a los tribunales internacionales, la Corte Interamericana de Derechos Humanos pidió al Estado mexicano reformar sus leyes para garantizar el derecho de sus ciudadanos a ser electos.
En 2009, el presidente Felipe Calderón envía una iniciativa al Congreso donde propone legalizar la figura del candidato independiente, lo cual ocurre hasta después de las elecciones de 2012.
Para las elecciones federales y locales de 2015, 325 ciudadanos iniciaron el trámite para ser candidatos independientes, 144 llegaron a la boleta y sólo 6 ganaron. Que fue justo así como Jaime Rodríguez “El Bronco” gana la gubernatura de Nuevo León.
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En este periodismo de vida te presenté los datos históricos de las candidaturas independientes y a lo largo de estos meses también hemos tratado los temas que giran en torno a las próximas elecciones. Curiosamente, parece que ahora hay más problemas que en el siglo 19, cuando debería ser al contrario.
Por eso es que hoy te pregunto: ¿Te parece una buena idea tener candidatos independientes? ¿Por qué consideras que ha sido tan caótico todo este proceso actualmente?
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