Más de cinco horas en el mismo lugar, y para su fortuna, esta vez no lo han corrido ni pateado.
Hace un rato, las fuerzas lo abandonaron y una terrible sed le impidió seguir caminando sin rumbo, bajo ese terrible sol del medio día.
Cansado y con las patas lastimadas por el suelo que parece desprender brazas de fuego, encontró resguardo bajo un árbol.
Alcanzó a ver una fuente con un chorro de agua burbujeante, pero su cuerpo ya no respondió y cerrando sus ojos poco a poco, se quedó dormido.
El sol se está ocultando y un grupo de niños juega a unos cuantos metros. El tráfico en las calles que rodean el parque provoca que los conductores toquen el claxon como desesperados.
Finalmente, ese ruido lo despierta y voltea hacia donde vio la fuente. Sigue en el mismo lugar. Con mucho esfuerzo, se levanta y camina lentamente hacia el chorro de agua. Siente un gran alivio conforme el líquido pasa por su garganta.
Ahora, hay que buscar algo de comida. Pero sabe que no puede tragar cualquier cosa. Y menos en ese parque. La semana pasada se enteró por otros perros callejeros que algún humano estaba dejando pedazos de carne envenenados y varios de sus amigos murieron por eso.
Lo ideal es pararse frente a un niño o una mujer que estén comiendo algo, poner cara de tristeza y esperar que la compasión haga el resto.
En eso estaba pensando, cuando de repente un chico delgado, de estatura media y una sonrisa peculiar lo mira a unos cuantos metros de distancia.
Su primer impulso es correr, pero hay algo en ese joven que le llama la atención. Así que se detiene y ve cómo el extraño camina hacia él.
Arhit se acerca y de uno de sus bolsillos saca un pedazo de pan.
Entonces, aquel peludo callejero sabe que no es peligroso y con cuidado toma el regalo de la mano de Arhit.
El joven tailandés acaricia su cabeza con cariño y le dice:
“Eres un aventurero, pequeño. Y ya nunca más tendrás hambre.”
En seguida, Arhit le da un abrazo a nuestro amigo de cuatro patas. Algo que para el pequeño es nuevo, pero se siente tan bien que se deja abrazar y le da un par de lengüetazos en la cara como muestra de agradecimiento.
Un amigo de Arhit graba todo con una cámara de video, al mismo tiempo que un grupo de gente mira cómo el joven tailandés abraza al perrito callejero.
Arhit es uno de los muchos afortunados que descubrieron el poder de los abrazos y que desde hace tiempo se ha dedicado a invitar a más personas a lo que llaman “abrazoterapia”.
Sin embargo, el inmenso amor de Arhit por los animales lo impulsó a llevar esto precisamente a los perros callejeros de Tailandia que necesitan cariño.
Este movimiento que inició hace poco se llama Primer Abrazo, con el objetivo de crear consciencia del trato que le damos a los perros de la calle y a motivar la adopción de estos perritos que necesitan un hogar.
Para Arhit, es importante brindar un lugar dónde vivir, alimento y servicios de salud a estos peludos de cuatro patas, pero también es indispensable darles cariño, ya que muchos de estos perros callejeros jamás habían recibido un abrazo.
La campaña Primer Abrazo ya está en varios medios informativos y en youtube, que hasta el momento lleva más de un millón de reproducciones.
Y te pregunto, ¿alguna vez has pensado en los beneficios de dar o recibir un abrazo?
En estos momentos donde los mexicanos estamos pasando por un luto y una tristeza que nos dejaron los sismos recientes… Que existe un estrés y una ansiedad pensando en que se presente nuevamente un temblor… Es cuando más necesitamos un abrazo. Y abrazar a la persona que está a nuestro lado.
Los abrazos son la forma de expresar amor, confianza y tranquilidad. Está comprobado científicamente que si damos un abrazo todos los días, nuestra salud física y mental puede mejorar considerablemente.
Un estudio realizado en la Universidad de Duke, en Estados Unidos, comprobó que los abrazos son esenciales en la vida de todos los seres humanos, y hasta en la de los animales, como en la historia de Arhit y el perrito de la calle.
En esta investigación se analizó el efecto del contacto físico en los bebés, y se encontró que aquellos que no fueron abrazados presentaban muerte de neuronas y deficiencia en la producción de la hormona del crecimiento.
Cuando abrazamos, la oxitocina, conocida también como la “hormona del cariño”, es liberada en nuestro organismo. Por eso nos sentimos bien, ya que la oxitocina es un neuropéptido, que promueve la devoción, la confianza y la unión.
La sensación de recibir un abrazo, activa en la piel los receptores de presión llamados corpúsculos de Pacini, que envían señales al nervio vago, un área del cerebro que es responsable de la reducción arterial. Así que hasta par aquellos que sufren de presión arterial elevada, un abrazo no les haría daño.
Otro estudio publicado en la revista Psychological Science, señaló que los abrazos reducen significativamente la preocupación y ayudan a calmar los nervios, brindando confort y tranquilidad.
También, en la Universidad de Carolina del Norte, un experimento demostró que las personas que no abrazaban tenían un ritmo cardiaco de 10 latidos por minuto. Cuando lo normal es de 60 a 100 latidos. ¿Y qué creen? Los que sí abrazan, tienen mejor salud cardiaca.
Otra investigación que impactó a la ciencia médica ocurrió en 1915, cuando el doctor Fritz Talbot descubrió que muchos bebés morían en los hospitales debido a una enfermedad que llamaron Marasmo. Entonces, se dieron cuenta que los bebés de orfanatos o que permanecían en los cuneros y no tenían un contacto afectivo con las personas, eran los que fallecían. Mientras que los que eran cargados, abrazados y acariciados mantenían una buena salud.
Así que, le busquen por donde le busquen, los beneficios de dar y recibir abrazos están más que comprobados por la ciencia, pero sobre todo por aquellos que tenemos esta costumbre y sabemos lo bien que se siente dar un abrazo con mucho cariño.
Después de estos días de tristeza, de inundaciones, huracanes, temblores y tantas cosas que nos han entristecido, yo te digo: Vamos a darle un abrazo a la persona que tenemos a un lado. A tu pareja, a tus hijos, a tus hermanos, a tu familia. Pero también a ese compañero de trabajo que ves todos los días, a las personas que están a tu alrededor.
Hoy más que nunca, necesitamos amor en el mundo. Necesitamos demostrarle a las personas que forman nuestra comunidad, que no estamos solos. Ya lo hemos demostrado y es algo que no debemos perder. Abracémonos. Hagamos este ejercicio hoy y verán lo bien que se siente. Y ojalá que lo sigan haciendo todos los días.
Es viernes, terminamos la semana y qué mejor que hacerlo con mucho cariño, con mucho amor, con un fuerte abrazo.
Yo te mando un abrazo a ti que me escuchas, y te invito a que me mandes uno de regreso. Escríbeme a QTF en twitter y hagamos que hoy sea el día del abrazo. ¡Ándale! Recuerda que los amigos estamos a un abrazo de distancia.
Hola, soy Fernanda Familiar, Fer para ti.
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