Viernes 8 de marzo de 1938…
10 de la noche y todos los cuadrantes radiofónicos quedan en silencio por unos cuantos segundos, esperando enlazarse a nivel nacional con la Presidencia de la República.
Entonces, el silencio se rompe cuando la voz del General Lázaro Cárdenas se dirige al país para anunciar el decreto por el cual se realiza la expropiación legal del petróleo que explotan 17 compañías extranjeras.
Mexican Petroleum Company of California, Compañía Mexicana de Petróleo “El Águila” y la Compañía Exploradora de Petróleo la Imperial S.A., además de otras 14 empresas, pierden instantáneamente sus privilegios sobre el petróleo en territorio mexicano.
Pero todo empieza 3 años atrás, cuando en 1935 los trabajadores de las petroleras buscan unirse para conformar sindicatos que vean por sus condiciones y beneficios laborales. Algo que consiguen impedir las compañías.
Sin embargo, el movimiento continúa en pie hasta que el 27 de diciembre de ese mismo año se forma el Sindicato Único de Trabajadores Petroleros, que garantiza la unión y organización de los miembros de este gremio.
El 29 de enero de 1936 el sindicato se une al Comité Nacional en Defensa Proletaria, que es el antecedente de la Confederación de Trabajadores de México, la CTM.
Unos meses después, el 20 de julio, el Sindicato Único de Trabajadores Petroleros lleva a cabo su primera convención en la que presenta una propuesta de contrato general para todas las petroleras y se llama a huelga para demandar su cumplimiento.
En ese momento interviene el presidente Lázaro Cárdenas para que las compañías firmen el contrato, pero se niegan y no se logra ningún acuerdo. Por lo que la huelga se posterga 6 meses y se retoma hasta el 28 de mayo de 1937.
¿Qué sucede con esta huelga? Pues que nadie en México pudo comprar gasolina durante 12 días.
Nuevamente el presidente Lázaro Cárdenas entra como mediador al conflicto, pero las petroleras argumentan que no tienen fondos suficientes para cumplir con las demandas de los trabajadores.
Ante la sospecha del sindicato, se acuerda una investigación de las compañías y los peritos encuentran que la industria petrolera mexicana produce rendimientos superiores a la de Estados Unidos. Así que ese argumento de que no hay dinero, es una gran mentira.
Por increíble que parezca, las petroleras se molestan por la investigación y amenazan con irse del país y llevarse su capital. Al mismo tiempo la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje sigue sin emitir un fallo a las demandas del sindicato.
La respuesta inmediata se transforma en un paro general de labores de 24 horas, el 8 de diciembre de 1937. Días más tarde, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje falla a favor de los trabajadores y exige a las compañías que paguen 26 millones de pesos por concepto de salarios no cubiertos en la huelga anterior.
Pero el sindicato pide 40 millones y las petroleras se niegan, amparándose en la Suprema Corte de Justicia, quien también emite un fallo en su contra y hasta los obliga a subir los sueldos y mejorar las condiciones de trabajo.
Otra vez las compañías enfurecen y el presidente Lázaro Cárdenas intenta convencer al Sindicato Único de Trabajadores Petroleros para que acepten el pago de los 26 millones que ya había sido acordado por los empresarios con tal de terminar la huelga.
Cansado de intentar una y otra vez conciliar a ambos bandos, el General Cárdenas se reúne ese 8 de marzo de 1938 con su gabinete a las 8 de la noche para anunciar la decisión de nacionalizar las empresas petroleras.
Un par de horas más tarde, el anuncio del presidente se escucha por todo el país, decretando la expropiación de las compañías por haberse negado a cumplir con las leyes nacionales.
El apoyo de los mexicanos no se hace esperar y se realizan dos grandes marchas en la Ciudad de México. La primera el 23 de marzo, con una asistencia de casi 100 mil personas.
Y la segunda el 12 de abril frente al Palacio de Bellas Artes, donde mujeres de todos los niveles sociales cooperan para pagar la deuda que se contrae con las petroleras por la expropiación.
En este periodismo de vida, te presento un recuento de cómo la industria petrolera en México dio un giro inesperado en ese año de 1938.
Año que marca una nueva etapa en la extracción y procesamiento de este recurso no renovable que está en todos los aspectos de nuestra vida: En el combustible para los automóviles, en la producción de objetos de plástico, en la electricidad para casas y fábricas, e incluso en el fertilizante para las siembras.
Se trata de un recurso no renovable, con una mezcla de compuestos orgánicos, principalmente hidrocarburos insolubles en agua que se conoce como “crudo”. Y por su alto valor y utilidad se le ha llamado también “oro negro”.
Por esto es que cuando se realiza la expropiación, también se hace necesaria la creación de una empresa nacional que sustituya a las compañías extranjeras.
Así es como el 7 de junio de 1938 se funda Petróleos Mexicanos (Pemex), como única compañía para explotar y administrar yacimientos de petróleo encontrados en el territorio mexicano.
Entonces, Pemex ocupa algunas de las instalaciones de las compañías expropiadas para iniciar operaciones. Pero los problemas no terminan y en sus primeros años surgen conflictos entre los trabajadores y se amenaza con nuevas huelgas.
Finalmente, en 1942 se firma el primer Contrato Colectivo de Trabajo en donde se establecen cláusulas para regular las condiciones laborales, administrativas y los acuerdos entre los sindicatos y Pemex.
Es difícil imaginar nuestra vida sin este recurso natural, pero también es una realidad que tarde o temprano se terminará.
Según la compañía British Petroleum, las reservas de petróleo en el planeta suman 1.68 billones de barriles y asegura que al ritmo de producción actual durarán sólo hasta el año 2067.
¿Te imaginas cómo será el mundo sin petróleo? ¿Crees que la tecnología avanza lo suficiente como para sustituirlo por otros combustibles y materiales?
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