A casi siete meses de la muerte de Diego Maradona, la Justicia argentina comenzó el lunes a tomar declaraciones indagatorias a siete integrantes del equipo médico de los que se sospecha que “infringieron sus deberes” y “condujeron al fatal desenlace” del ícono del fútbol.
Las audiencias, que se demoraron por la feroz segunda ola de COVID-19 en Argentina, iniciaron cerca de las 12, hora local, en la Fiscalía General de San Isidro, con la indagatoria al enfermero que asistió a Maradona entre el 24 y 25 de noviembre de 2020. Fue la última persona en verlo con vida, según su anterior declaración como testigo.
Maradona murió el 25 de noviembre a los 60 años en una casa de un barrio privado de Tigre, en la zona norte de Buenos Aires, donde se encontraba alojado luego de una operación por un hematoma subdural en la cabeza.
El enfermero Ricardo Almirón, al igual que los restantes miembros del equipo de salud que atendía al astro, fue imputado por la fiscalía por “homicidio simple con dolo eventual”, un delito que contempla entre 8 y 25 años de prisión.
“Ejecutaron acciones contrarias al arte de la salud y omitieron realizar los actos específicos que cada uno debía desarrollar en torno a su función agravando el cuadro de salud de Maradona”, indicaron los fiscales al hacer el llamado a indagatoria.
Para el equipo de fiscales, además, los imputados llevaron adelante un “plan” con “finalidad delictiva” y, como parte de un “deficiente sistema de atención”, provocaron el “desenlace fatal que finalmente ocurrió”.
Después del enfermero, la justicia indagará el miércoles a una enfermera y el viernes al coordinador de ambos, mientras que a partir la semana próxima continuará con una médica y un psicólogo que asistían al exfutbolista.
Por último, pasarán por la fiscalía la psiquiatra Agustina Cosachov y el neurocirujano y médico personal Leopoldo Luque, ambos acusados también de falsificar firmas del “Pelusa” y emitir recetas médicas sin haber controlado al paciente.
Información de Reuters