La borrasca Filomena deja desde la tarde de este viernes una copiosa nevada que ha cuajado sobre las calzadas, aceras, parques -todos cerrados- y tejados de la ciudad de Madrid, en una imagen inédita en décadas para sus ciudadanos, quienes en muchos casos no han podido resistir la tentación de salir a las calles para contemplar el espectáculo y a quienes se ha pedido que incluso utilicen cadenas para circular por el casco urbano.
Los primeros copos comenzaban a caer a media mañana, y poco a poco, la intensidad de la nevada ha ido aumentando hasta alcanzar una magnitud que, si bien había sido advertida por las autoridades, ha sorprendido a los vecinos que, en generaciones, no habían visto el espesor que alcanzaba la nieve en todos los rincones de la ciudad, de la misma forma que ha ocurrido en las localidades de la comunidad autónoma.
Información de EFE