El corazón de manera coordinada con todo el organismo (hormonas, adrenalina, volumen de líquido, tono de los músculos de venas y arterias, actividad física, distribución de oxígeno desde el pulmón y coordinación de receptores de presión, de volumen y de densidad) puede mantener la funcionalidad a través de la presión arterial que tiene como objetivo mantener la difusión de oxígeno y nutrientes en todo el organismo.
La frecuencia cardiaca normal oscila entre 60-100 latidos por minuto, la presión arterial se consideras normal si fluctúa entre 90/60 y 130/80 dependiendo de la actividad y la edad (sistólica discretamente más alta >130 al envejecer). Si la frecuencia cardiaca baja a menos de lo normal lo normal es que la presión se caiga o baje, sin embargo, en el caso de los atletas de alto o mediano rendimiento, la frecuencia cardiaca puede ser muy baja (30-40 latidos por minuto) y si coincide con una cifra de presión normal se considera en rangos fisiológicos o aceptables.
Si la frecuencia cardiaca baja por alguna razón por debajo de 60 latidos por minuto y la presión baja de 90/60, se considera una situación de gravedad inclusive puede presentarse un sincope (perdida del conocimiento) o evolucionar a complicaciones como los infartos. Si el paciente es joven hay menos riesgos.
Si la frecuencia cardiaca aumenta por arriba de 140 latidos por minuto sin ninguna justificación, el paciente puede presentar igualmente una presión anormalmente baja (menor de 90/60), acompañada de mareo y en ocasiones síncope. Si el paciente igualmente es joven puede tolerar bastante bien el cambio, lo que no sucede con pacientes de mayor edad.
Otros síntomas que pueden ocurrir en los dos casos son la sensación de opresión alrededor del pecho y cuello, dificultad para respirar, angustia y sudoración. La edad en que este aumento anormal de la frecuencia cardiaca en reposo se presenta es entre los 30-60 años. Puede deberse a cambios en la conducción de los cables eléctricos del corazón que pierden la secuencia y reentran anormalmente produciendo descargas que hacen que el estímulo para cada latido aumente al doble y hasta el cuádruple de lo normal (frecuencias arriba de 140 y que pueden alcanzar hasta 240). Hay enfermedades como el síndrome de Wolf-Parkinson-White (SWPW), que se caracteriza por una conducción anormal que se ve en el electrocardiograma como una onda beta que acorta la conducción y la acelera. 75% de las causas son otras diferentes al SWPW y 25% se deben a esta causa.
El diagnóstico se realiza a través de un electrocardiograma durante la crisis de palpitaciones, estudio de Holter (grabadora durante 24 horas de los latidos del corazón) o al observar en el monitor durante la crisis los cambios en las ondas eléctricas y los cambios en la frecuencia cardiaca.
El tratamiento puede ser intentando toser en forma repetida y artificial, pujar con fuerza hasta sentir mareo, soplar con la nariz tapada hasta que se tapen los oídos, frotar el cuello sobre las arterias carótidas de ambos lados como haciéndolas rodar (puede ser peligroso en personas de edad mayor a los 50 años, ya que pueden desprender placas de grasa del cuello y ocasionar embolias cerebrales).
Hay medicamentos muy eficientes que administrados por vía intravenosa pueden revertir la crisis de manera rápida. Otro tratamiento consiste en que a través de un catéter que llegue hasta el corazón se queme la fibra eléctrica anormal (ablación eléctrica) evitando que complete el ciclo para la conducción acelerada.
El cuadro puede iniciar como un vuelco al corazón, luego, la presencia de opresión, la percepción de que el corazón corre a gran velocidad, el mareo, la sensación de dificultad respiratoria y la angustia que se deriva de todo el evento.
Ante estos casos el paciente debe acudir al médico, en el trayecto puede intentar la tos repetida, pujar, intentar vomitar o soplar por la nariz como se describió.
En el servicio de urgencias el paciente debe ser tratado con medicación de inicio si no tiene comprometida la presión arterial, si ésta está anormalmente baja debe intentarse una cardioversión bajo anestesia.
Estos son los requisitos para que un trazo sea definido como una taquicardia paroxística.
La onda delta del SWPW se observa en el segundo trazo
Dr. Alejandro Cárdenas Cejudo
Médico Internista
Fellow of the ACP
www.dralejandrocardenas.com
Quiero confesarles que MI PASIÓN POR LOS SERES HUMANOS NO TIENE LÍMITE, porque en sus contenidos se encuentra la respuesta a todas la preguntas de nuestro entorno, a todos los cuestionamientos de vida, a todas las oportunidades de creatividad y de cambio, reconozco en mis semejantes superioridades, igualdades y debilidades como las que yo muestro.
Me apasiona poder ayudar a la gente a conservar su calidad de vida, con herramientas tan sencillas como el ejercicio y la nutrición adecuada.
Los invito queridos compañeros, a sumar cualidades, inteligencia, experiencia y a ser solidarios con este proyecto de salud de nuestro país difundiendo la prevención con educación.