¿Nos estamos acostumbrando a las dictaduras?

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¿Qué viene a tu mente si te digo los nombres de Hugo Chávez, Fidel Castro, Adolfo Hitler, Benito Mussolini, Joseph Stalin, Francisco Franco, Augusto Pinochet y Saddam Hussein?

Para empezar, todos los que acabo de nombrar son recordados como terribles dictadores en la historia del mundo. Y además, sus gobiernos -ya sean totalitarios o autoritarios- existieron hace poco, a mediados del siglo pasado y algunos hasta principios de la década actual.

Eso es lo que nos debería preocupar, que no han pasado tantos años desde que conocimos los alcances y peligros de las dictaduras. Pero más aún, que hoy en día existen otros hombres que siguen gobernando de la misma manera, y puede que hasta peor.

¿Te dice algo el nombre de Teodoro Obiang Nguema? Es el actual presidente de Guinea Ecuatorial, que lleva más de 38 años en el cargo. ¿Y sabes quién es Paul Biya? El presidente en turno de Camerún, desde hace 35 años.

Yoweri Kaguta Museveni ha sido el presidente de Uganda por más de 31 años. Omar Hasán Ahmad al Bashir también lleva un largo rato en la presidencia de Sudán, casi 29 años. Idriss Déby lleva 27 años como presidente de Chad. Isaías Afewerki tiene 26 años en la presidencia de Eritrea.

En América Latina tenemos a Nicolás Maduro, sucesor de Hugo Chávez en la presidencia de Venezuela. En Nicaragua está Daniel Ortega y en Cuba hasta hace poco estuvo Raúl Castro en sustitución de su hermano Fidel.

Pero primero entendamos que la dictadura es aquella forma de gobierno ejercida por una sola persona, sobre la cual recaen los poderes estatales ejecutivos, legales y legislativos de todo un país. De tal manera, que esa persona utiliza su poder para tomar decisiones contrarias a la ley y de una manera totalmente arbitraria.

El término “dictador” se remonta a la Antigüedad, concretamente al Imperio Romano, donde los ciudadanos utilizaban la palabra latina “dictator” para solicitar la presencia de una figura que impusiera el orden y equilibrio en momentos de inestabilidad institucional.

Una dictadura se caracteriza por la existencia de un poder sin límites morales ni jurídicos, violando por completo los derechos humanos de los ciudadanos. Y más cuando por medio de las mismas autoridades se ha conseguido que éstos carezcan de cualquier ley que ampare su seguridad.

En esta forma de gobierno los ciudadanos están indefensos ante las fuerzas armadas constituidas por el régimen, el cual tiene total libertad para entrometerse en la vida privada de cualquier persona que considere un peligro para su permanencia en el poder.

Las herramientas que utilizan los dictadores para controlar a sus naciones son el miedo, la persuasión y el engaño. Tal vez esto suena como algo del pasado, pero la realidad es que actualmente hay todavía unos 50 países donde la dictadura se impone como forma de gobierno.

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Existen varios tipos de dictadura con características particulares. Por ejemplo el Autoritarismo, en el que el poder recae sobre una sola persona o élite política, normalmente tras la celebración de unas elecciones democráticas. En este caso, el gobierno limita las libertades civiles de los ciudadanos y cualquier enfrentamiento con el Estado es considerado un acto de traición a su país.

El Totalitarismo es otro tipo de dictadura, en el que la concentración del poder en un individuo puede originar un culto absoluto a la figura de ese líder. El terror es una de sus máximas expresiones, con el uso de campos de concentración, policía secreta, medidas de adoctrinamiento o la modificación total de la mentalidad de los ciudadanos.

En la dictadura Militar las instituciones encargadas de gobernar son controladas por las fuerzas armadas, que paralizan cualquier intento de control democrático. La manera de mantener el poder en esta dictadura es por medio de la fuerza y se obtiene en primera instancia tras un golpe de estado o pronunciamiento militar.

Y la más disfrazada pero también la más común: la dictadura Constitucional. Es aquella donde, a simple vista, se respeta la Constitución reglamentaria, pero en realidad el mando se sustenta en la figura de un dictador, que controla cualquier ámbito del país a través de un fraude constitucional.

Por increíble que parezca, hoy en día las democracias sólo conforman el 45% de los gobiernos en el mundo. Estamos hablando de unos 87 países aproximadamente. Y los que lo son, llevan una década de retroceso. ¿Cómo es esto en palabras más sencillas?

Según la organización Freedom Houses, desde el año 2006, 113 países experimentaron algún tipo de retroceso democrático, mientras que sólo 62 mejoraron. Es decir, los gobiernos populistas y autócratas van ganando cada vez más.

La destrucción de las democracias se evidencia en el asedio al Estado de derecho, a la justicia y a las instituciones independientes. ¿De qué manera? Con las famosas consultas populares, que en el nombre de una supuesta democracia lo único que hacen es cercenarla.

También se nota una decadencia cuando se hunden los partidos de centro, con el acoso a las minorías y la presión sobre los medios de comunicación. Así se encuentran actualmente 15 países europeos. Entre ellos Polonia, Hungría y Turquía.

Pero si por un lado las democracias de debilitan, por el otro las autocracias se fortalecen, pues ni el desarrollo económico, ni la generación de clases medias educadas conduce automáticamente a una democracia.

Tenemos tres países para ejemplificar esto: China, Rusia e Irán. Los tres son dictaduras casi perfectas que han refinado su capacidad de control social. Para empezar, cierran sus fronteras a ONG’s y a cualquier activista extranjero, además de restringir el acceso a contenidos peligrosos para su poder en las redes.

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También poseen medios ilimitados para la propaganda y el adoctrinamiento. Patrullan las redes sociales y por medio de la ciber vigilancia desactivan los grupos opositores antes de que lleguen a ser una amenaza. Y en caso de que esto ocurra, saben reprimir con eficacia las manifestaciones organizadas o espontáneas que llegan a la calle.

Oponerse a estas dictaduras es costoso, con pocas probabilidades de éxito y además no tienen apoyo internacional para rebelarse contra estos gobiernos dictatoriales. Por eso es que los opositores terminan tirando la toalla.

***

Después de escuchar este periodismo de vida, te pregunto:

¿Nos hemos acostumbrado a ver países gobernados por dictaduras? ¿Ya no despierta asombro y alarma que un dictador llegue al poder de otras naciones?

Escríbeme a las redes sociales de QTF y comparte tus opiniones.

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