¿Sabes hasta qué punto los avances tecnológicos y la personalización en la medicina están ayudando en la lucha contra enfermedades como el cáncer?
Muy aparte de los robots y los dispositivos que funcionan por comandos de voz, existen grandes adelantos científicos que han sido posibles gracias a la combinación de la ciencia y la tecnología, específicamente en el campo de la medicina.
¿Has escuchado el término “Big Data”? Así es como se les conoce a los “macrodatos” que tienen un papel clave en el desarrollo de la medicina personalizada, los cuales a mediano plazo ayudarán a disminuir la mortalidad por cáncer y el gasto que esta enfermedad significa, tanto para los gobiernos como para las familias.
Para lograr estos objetivos ya son varios los países en donde los hospitales están adaptándose a la famosa “era digital”, que junto con las nuevas técnicas de diagnóstico han potenciado el auge del Big Data en el sector oncológico.
Esa informatización de los hospitales hace que se alimente una enorme base de datos clínicos y moleculares para realizar un mejor análisis y procesamiento bioinformático. En palabras más simples, es como tener acceso a todos los expedientes de los hospitales que tratan el cáncer, pero con un formato digital extremadamente completo y detallado caso por caso.
¿Pero cuál es el objetivo principal? Obtener un diagnóstico más preciso, un mejor conocimiento de la biología tumoral y estar al tanto de los resultados de las distintas estrategias de tratamiento. ¿Te imaginas que con esto se puede conocer el resultado de un tratamiento específico para un tipo de cáncer raro?
Estamos ante la posibilidad de administrar el tratamiento más certero para cada caso en particular, ahorrando dinero y sobre todo tiempo valioso en la efectividad de una cura. Más cuando sabemos que hablando de cáncer el tiempo es la clave para poder salir bien librado.
Pero si el análisis profundo de los tumores representa un salto impresionante en los macrodatos y su respectiva digitalización, también los tratamientos han evolucionado para ofrecer a los pacientes con cáncer una mayor esperanza de vida y la disminución de los efectos secundarios.
Por ejemplo, quienes tenían metástasis por cáncer renal no vivían más allá de unos cuantos meses con un tratamiento normal de quimioterapia; pero con la medicina molecular -que sólo ataca a las células dañadas por el cáncer- ahora llegan a sobrevivir hasta un año y medio.
El enfoque molecular combate al cáncer de modo distinto a como lo hacen las radioterapias tradicionales. Se trata de un método que va directo a las moléculas específicas del organismo que le sirven al cáncer para reproducirse o extenderse a otra parte del cuerpo -lo que llamamos metástasis-.
Para entender la importancia de la medicina molecular recordemos que con las quimioterapias se afectan a todas las células de rápida división, sin importar si éstas pueden propagar el tumor o no, o si están sanas o enfermas. Con el enfoque molecular -en términos coloquiales- se “afina la puntería” en el tratamiento.
Junto con el diagnóstico individualizado, los medicamentos moleculares se usan después de que el paciente fue operado de un tumor, como una medida preventiva que ofrece una mejor calidad de vida y menos probabilidades de recaídas.
Por otro lado, cuando el cáncer ya alcanzó la fase de metástasis, la medicina molecular extiende el tiempo y calidad de vida, permitiendo además que se apliquen nuevas lineas de tratamiento. Casos de cáncer renal o un melanoma -el más agresivo en cáncer de piel- ya demostraron esta efectividad.
A pesar de que su administración es oral, como si se tratara de una aspirina, el tratamiento molecular es mucho menos tóxico que los medicamentos tradicionales porque van dirigidos a las células con mutaciones. Por lo tanto, es menos traumático para los pacientes, pues en la mayoría de los casos no pierden el pelo.
Este hincapié en la metástasis se debe a que es la principal responsable de mortalidad asociada al cáncer. Y sobre este tema, la prestigiosa revista Nature Reviews publicó el año pasado un estudio sobre cómo es que se está identificando la pre-metástasis.
¿Qué es esto de pre-metástasis? Pues localizar dónde se originará la metástasis antes de que suceda y evitarlo. Pero vamos a explicarlo de manera simple: Un nicho pre-metastásico es como una parcela del organismo que los tumores primarios preparan antes de enviar las células metastásicas.
¿Para qué hacen esto los tumores primarios? Para encontrar un ambiente propicio donde desarrollarse. Es como la avanzada de exploradores que dicen en dónde hay tierra fértil y agua. El problema es que hasta ahora la migración tumoral la hacen tan discretamente que pasa inadvertida para los médicos, hasta que puede ser ya tarde.
Lo que ya se tiene adelantado para emboscar a estos soldados de la metástasis es parte de las terribles e ingeniosas estrategias que despliegan los tumores para metastatizar:
En primer lugar, las células malignas se las arreglan para alterar la vasculatura de las bases de los futuros tumores, produciendo inflamación en los alrededores y remodelando el órgano para que les resulte acogedor. Es aquí donde las herramientas como la nueva técnica de imagen molecular pueden detectar estos signos que preceden la metástasis.
En segundo lugar es necesario desactivar cualquier operación dirigida a conquistar el cuerpo del enfermo, actuando de inmediato frente a los cambios que se producen en los vasos sanguíneos, bloquear las señales de comunicación que envía el tumor primario y mantener estos nichos pre-metastásicos en estado durmiente, como ocurre de manera natural durante años en todos los cuerpos humanos.
Sin duda, aún queda mucho trabajo por hacer para lograr estos objetivos, pero ya hay avances significativos y con una rapidez impresionante. Lo importante es mantenernos informados en todo momento y tener la cultura de la prevención y exploración, ya que en temas de cáncer el tiempo es nuestro mejor aliado.
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