Esta es una pregunta que me hacen con mucha frecuencia, pues parecería que hacemos lo mismo y sin embargo, no es así. Es muy importante saber qué hace cada uno de estos profesionistas para saber a quién recurrir cuando tenemos algún problema. A continuación les dejo una explicación que redactamos entre mi colega (y colaboradora del libro que coordine “Mitos del Diván”) Nancy Tame Ayub y yo.
La psiquiatría proviene de la medicina y es una especialidad enfocada en el tratamiento de los trastornos mentales. El primer psiquiatra fue Johann Weyer (1515-1588) quien trabajó en una época en la que se creía que las enfermedades mentales y sus manifestaciones eran producto de la brujería y de lo sobrenatural. Pasaron siglos para que esta idea fuera cambiando, y fue la Revolución Francesa que marcó el surgimiento de la clase media y de una época en donde se empezó a prestar atención, de una manera especial, al enfermo mental. Phillipe Pinel (1746-1826) se inquietó al ver las condiciones de suciedad y de falta de libertad en las que vivían los enfermos mentales, y luchó para que tuvieran derechos y mejores condiciones de vida logrando que tuvieran un trato más humano, pues prácticamente los “locos” eran encadenados a las paredes. Creyó que la psiquiatría debía volverse más científica y que las enfermedades mentales debían tratarse igual que los desórdenes físicos, tratando de realizar una clasificación de los síntomas y los desórdenes mentales, y procurando un “tratamiento moral” a sus pacientes, que integraba el aspecto emocional al físico. Años después, un médico psiquiatra, llamado Emil Kraepelin (1865-1926), propuso un modelo médico y orgánico para la enfermedad mental. Planteó que los estados psicóticos (de locura) y la discapacidad intelectual (que antes se le llamaba retraso mental), eran enfermedades físicas, con una etiología, una serie de síntomas y una duración determinada.
Por otro lado, psicología significa el estudio o ciencia del alma, o de la psique o mente. Ya desde el siglo IV Aristóteles escribió su “Tratado del Alma” en el que habló sobre un “principio de vida” al que llamó “psike” y que se ha traducido al español como alma. Aunque algunos académicos utilizaron el término de “psicología” en sus escritos, fue hasta 1875, que se le ofreció al médico Wilhelm Wundt una plaza de filosofía en la Universidad de Leipzig, que tuviera un enfoque desde las ciencias naturales. Así Wundt fundó en 1879 la primera instalación para la investigación continuada, consagrada a la psicología. Los psicólogos fueron asumiendo que, como otros científicos, ellos también obtendrían el grado de doctorado en filosofía.
Poco a poco la psicología se fue estableciendo como una disciplina distinta a la filosofía y a la fisiología. Actualmente es una ciencia con un gran número de especialidades: psicología educativa, psicología social, industrial, experimental, neuropsicología, psicofisiología, psicología comunitaria y psicología clínica, entre otras. Es ésta última, la psicología clínica, la que se confunde frecuentemente con la psiquiatría, pues una de las principales actividades de los psicólogos clínicos es la psicoterapia.
La psiquiatría surgió de la medicina, mientras que la psicología fue surgiendo, en gran parte, de la filosofía. El psiquiatra estudia medicina y después hace su especialidad en psiquiatría, por lo tanto; puede recetar medicamentos. El psicólogo estudia una Licenciatura en Psicología de cuatro años y medio aproximadamente. Los programas de estudio son distintos pero coinciden en que en ambas carreras se contemplan prácticas clínicas y en muchas ocasiones el servicio social se realiza en hospitales o clínicas.
El psicoanálisis, por otro lado es un tratamiento psicoterapéutico formulado por Sigmund Freud alrededor de a finales del siglo 19. Implica una comprensión distinta de la memoria, de los síntomas, del lenguaje, del cuerpo, de los sueños, del impacto de la infancia en la vida del ser humano, el descubrimiento de la dimensión de lo inconsciente y otra comprensión de la sexualidad… Pero quizás el punto central del psicoanálisis es el trabajo con la “transferencia” del paciente sobre el analista que, como ya les había contado, implica relacionarse con este como si él o ella representara a alguna de las figuras importantes de la infancia del paciente (como la madre o el padre), claro que de forma inconsciente. Es un tratamiento largo e intenso que implica analizar las fantasías que tiene el paciente con respecto a sus vivencias presentes y pasadas, y a su relación “transferencial” con el analista para poder dilucidar su significación inconsciente.
Por ejemplo, un paciente podrá quejarse de que su psicoanalista es muy duro, juicioso y exigente con él, cuando en realidad le está proyectando características de su propio padre. Así, entre el psicoanalista y el paciente, podrán analizar que efectos tiene esta forma de mirar al otro en su vida.
En la mayoría de los casos los aspirantes a ser psicoanalistas son psicólogos clínicos con maestría o médicos psiquiatras. La formación psicoanalítica tiene una duración de cuatro a cinco años, tiempo en que el analista en formación debe estar en análisis didáctico, esto es, ir a cuatro sesiones de psicoanálisis a la semana con un psicoanalista experimentado. Aunque los requisitos pueden cambiar entre los diversos Institutos de psicoanálisis, hay un factor en común: es un camino largo que implica un compromiso emocional, académico y económico muy importante.
Hasta el día de hoy, la propuesta de Freud continúa siendo el enfoque más profundo para comprender la mente humana y para tratar los trastornos mentales. Es un tratamiento con una técnica terapéutica enfocada en la relación que se establece entre analista y paciente como dos inconscientes que se encuentran. No es un descubrimiento solamente, es la construcción de un conocimiento y es en este camino en el que también se descubre que el psicoanálisis es una pasión.
Para más información sobre el psicoanálisis contáctenos en la página de Anamorfosis (www.ganamorfosis.wix.com/anamorfosis).
Psicoanalista y psicoterapeuta de adolescentes y adultos. Docente de posgrado y ex coordinadora del Doctorado de la Asociación Psicoanalítica Mexicana, por su interés en la investigación en temas relacionados al psicoanálisis. Autora de diversos escritos tanto académicos como de divulgación y dos libros: 'Mitos del Diván' y 'La compulsión de repetición: La transferencia como derivado de la pulsión de muerte en la obra de Freud.'
Coautora del libro "Misión imposible: cómo comunicarse con los adolescentes" junto con Martha Páramo Riestra de Editorial Grijalbo 2015