Promovida como un factor para el descenso de los precios de los combustibles, la reforma energética no sólo ha incrementado los costos, sino que no ha permitido a los empleados de las estaciones de servicio acceder a salarios estables y a prestaciones.
El precio de la gasolina regular, alcanzó ayer los 18.13 pesos por litro en la Ciudad de México, 13.3 por ciento más en comparación con enero de 2017 y un incremento que significó más del doble que la tasa de inflación anual registrada en enero pasado.
“A nosotros no nos pagan, sólo recibimos las propinas”, detalló la empleada de una gasolinera ubicada en la delegación Benito Juárez al ser consultada sobre su salario actual. “En algo tenemos que trabajar”, agregó la mujer de 35 años de edad.
La gasolina Magna en la Ciudad de México subió entre 10 y 13.3 por ciento en 13 meses, prácticamente el doble que la inflación anualizada de 5.5 por ciento correspondiente a enero pasado. En el primer mes de 2017, cuando el gobierno mexicano incrementó los precios de los combustibles, la Magna tuvo un precio promedio de 15.99 pesos por litro en el país.
“Si bien no se anticipa un gasolinazo, es probable que durante el año los precios de las gasolinas y el gas se sigan ajustando hacia arriba, respondiendo al efecto del aumento de la cotización internacional del petróleo y de la volatilidad del mercado cambiario, lo que puede implicar un efecto negativo en los costos de las empresas que finalmente tendrían que trasladarlo a los consumidores”, advirtió un estudio del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado.
Con información de La Jornada
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