Durante la madrugada del 23 de enero, tiempo del centro de México, se registró un sismo de magnitud 7.9 con epicentro frente las costas de Alaska; por algunas horas activó una alerta de tsunami local misma que fue cancelada más tarde.
De acuerdo a datos del USGS, el área de ruptura fue de 230 km de largo por 30 km por ancho en un movimiento donde la placa del Pacífico se desplazó de manera lateral, sobre sí misma (no chocó con otra), en una zona de fallas justo antes de donde inicia el contacto contra la placa Norteamericana que es el punto donde comienza a hundirse.
En promedio, la placa del Pacífico se subduce (hunde) por debajo de la placa Norteamericana a razón de 59 mm/año formando una zona que se conoce como la trinchera de Alaska – Aleutianas. Este sismo, ocurrió a 90 km al sureste del punto donde convergen estas dos placas y por ser un movimiento donde no existe alteración vertical del fondo marino, o es mínima (no sube o baja), no genera un tsunami a pesar de la advertencia -perfectamente aplicada por cuestiones de prevención- que incluía toda la costa de Alaska y Canadá.
Video: este proceso de cómo rompen las placas, además de aplicar para los sismos que ocurren en el Mar de Cortés, aplica también para el terremoto de Alaska por tener una dinámica similar.
Video: este proceso describe los grandes terremotos que generan tsunamis como el de 1964 de Anchorage.
Para la historia sísmica de Alaska, el recién sismo de 7.9, no tiene comparación con el monstruoso sismo del 27 de marzo de 1964 el cual tuvo una magnitud de 9.2.
Brevemente, veamos estas cifras en perspectiva para entender la diferencia en energía entre el gran terremoto de 1964 respecto al sismo de 2018 (7.9) y los dos terremotos de México del 19 de septiembre de 1985 (8.1) y de 2017 (7.1). Se necesitarían:
- 89.1 sismos de M7.9 (Alaska 2018) para liberar la misma energía de un 9.2.
- 44.6 sismos de M8.1 (México 1985) para liberar la misma energía de un 9.2.
- 1412.5 sismos de M7.1 (México 2017) para liberar la misma energía de un 9.2.
Y una vez más, esto comprueba que es falso el mito que muchos sismos pequeños ayuda a liberar energía para no tener un gran terremoto.
Para aquél gran sismo, el más grande de la historia de Alaska y Norteamérica, el epicentro (lugar donde se inicia la ruptura) ocurrió a tan solo 120 Km de Anchorage, la ciudad más poblada de Alaska en aquél entonces con tan solo 40,000 habitantes, por lo que la baja densidad de habitantes propició que tan solo se contaran 9 decesos directamente por el sismo más 130 producto del consecuente tsunami, cifras realmente bajas para las características y magnitud de dicho evento.
El área de ruptura fue de aproximadamente 800 km de largo por 150 km de ancho, en este caso, sí fue por el choque de la placa del Pacífico que se hundió bajo la placa Norteamericana. Reportes de personas que fueron testigos del terremoto, afirman que la duración fue de más de 4 minutos (recordar que la duración depende de la distancia al epicentro y el tipo de suelo en el que uno se encuentre). 520,000 Km2 tuvieron efectos notables sobre el suelo, es decir, algunas zonas sufrieron levantamientos de hasta 12 metros, mientras que otras zonas presentaron subsidencia (hundimiento) de hasta 3 metros.
Afortunadamente, estos grandes terremotos no tienen una periodicidad frecuente pues ocurren en intervalos de entre 200 a 500 años. Un punto a favor, al menos para Alaska, es que aún es una región con escasa población; tan solo en el sismo de la madrugada del martes 23, se estima que la población expuesta en el área fue cercana a medio millón de personas.
Estos grandes sismos nos dan la oportunidad de conocer un poco más sobre por qué ocurren y qué procesos están involucrados para así poder tener una mejor preparación, con base en el conocimiento, para aquellos sismos que se presenten en México en un futuro; recuerda que es premisa básica en sismología que, si ha temblado en el pasado, seguirá temblando en el futuro.
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Referencias:
USGS – Event M 7.9 – 280km SE of Kodiak, Alaska.
IRIS Special Event Page.
Nacido en Guadalajara, Jalisco en 1983.
Aficionado y estudioso de las Ciencias de la Tierra, en especial de la Geología y Meteorología desde 1995.
En 2012 comenzó a revolucionar la forma de dar a conocer los fenómenos naturales desde las redes sociales de 'SkyAlert', logrando posicionar el Twitter de esa empresa como el líder en todo el mundo en materia sísmica y volcánica en Español.
Colaborador desde 2010 en el noticiero de Radio 'Coup D Etat' RMX de Grupo Imagen.
Fundador de empresas como Retuit (2012) y Disappster (2013). Debutante columnista en el portal de Fernanda Familiar en 2014.