El presidente de Estados Unidos ordenó elevar el presupuesto militar con un incremento de 54.000 millones de dólares en los gastos de defensa.
Este aumento será compensado con recortes en el área de ayuda exterior. Esta maniobra demuestra la ambición de hacer cumplir sus sueños de grandeza con violencia militar. “Tenemos que empezar a ganar guerras otra vez”, clamó.
El salto en defensa no se veía desde 2008, al final de la era Bush, con el conflicto de Irak y Afganistán. “Antes decíamos que Estados Unidos jamás perdía una guerra, ahora no ganamos ninguna. Es inaceptable”, dijo.
Con información de El País
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