Un informe de Inteligencia de Estados Unidos confirmó ayer que por lo menos 116 civiles murieron en 473 ataques de drones ejecutados entre 2009 y 2015, fuera de las zonas de guerra de Siria, Irak y Afganistán. Sin embargo, muchos críticos de este tipo de operaciones sostienen que dejan más víctimas de las declaradas. Incluso, la Unión de Libertades Civiles de Estadunidenses expresó que el informe no elimina las dudas sobre la legalidad del uso de la fuerza militar.
Por su parte, eEl gobierno mantiene en secreto identidades de personas que mató, además de las definiciones que aplica para decidir quién es un blanco legítimo y sus investigaciones sobre casos verosímiles de supuestas matanzas arbitrarias.
Las críticas señalan que muchas veces, ni las fuerzas armadas ni los servicios de inteligencia pueden enviar una misión al lugar del ataque de un dron, de modo que es casi imposible determinar cuantas personas fallecieron.
Laura Pitter, asesora de Human Rights Watch en asuntos de seguridad estadunidense, expresó que es imposible verificar el balance de muertos mientras Obama siga sin explicar cuáles personas Estados Unidos busca combatir y por qué.
Con información de La Jornada
Expertos en comunicación y estrategia, especializados en la evaluación, desarrollo y supervisión de la imagen pública.