Una de las premisas fashionistas es que “la moda es cíclica”. Lo que esta temporada es tendencia la siguiente temporada deja de serlo, para regresar con fuerza unas temporadas más tarde pisando con fuerza como si se tratase de una novedad que revoluciona el mundo de la moda.
El pasado otoño invierno imperaba el estilo normcore, un estilo totalmente desenfadado, cuya base era parecer que no habíamos puesto empeño en nuestro look y que éste era el resultado de tomar las primeras prendas cómodas de nuestro guardarropa. Se caracterizaba por el uso de prendas clásicas de estilo natural, fluidas y de inspiración masculina. Los accesorios se volvieron más pequeños, las joyas pasaron a ser minimal. El calzado favorito eran los sneakers y los zapatos planos ya que primaba la comodidad y la discreción.
Lejos de este estilo normcore, esta primavera verano marcas como Moschino, Lanvin o Loewe reivindican su logo, ¿es un regreso al marquismo de los 90? La respuesta es un rotundo sí. Llevamos varias décadas en las que el logo se mantenía de forma oculta porque se daba primacía a la calidad sobre el nombre de quien firma una determinada prenda. Esta temporada parece que se regresa a un punto de exceso y ostentación en lo que importa es que sea visible la marca que vistes.
Remontándonos varios años atrás, ya en el 2014 Alexander Wang imprimía su nombre en algunas de sus prendas y Jeremy Scott viene haciendo lo propio desde hace algunas temporadas para Moschino, basándose en la imagen de marcas comerciales como la cadena fast food McDonald´s.
Pues bien, esta temporada la logomanía se encuentra por todas partes y es que son muchos los diseñadores que han apostado por lucir sus logos o nombre de las marcas en sus prendas de una forma totalmente alejada de la discreción bajo la máxima de que “más es más”.
Algunas de estas marcas son Loewe, Emilio Pucci, Lacoste, Gucci, Paul & Joe, entre otras a las que estamos más acostumbrados como Adidas, Calvin Klein o Louis Vuitton.
Es una tendencia que no a todo el mundo agrada por su toque de ostentación y clasismo. Como asesor de imagen doy primacía a la calidad y al estilo sobre la marca, es decir, una persona no viste mejor o tiene más estilo por mostrar de qué marca es su ropa. Pero como toda tendencia contará con fieles adeptos y opositores. ¿Cuál es tu opinión?
Por Carmelo García
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Asesor de Imagen, Personal Shopper y Fashion Stylist
¿De dónde soy? Es una de las preguntas que más me cuesta contestar: Nací en Madrid, he vivido en varias capitales europeas y dejé parte de mi corazón en México antes de aventurarme a dar un paso más en mi profesión mudándome a Londres, meca de la moda europea.
Me especializo en el diseño de ruta de compras por las principales capitales europeas: París, Milán y Londres, ¿se puede considerar trabajo? Me considero polivalente, me nutro de mi background como abogado especialista en relaciones públicas y protocolo; y mis conocimientos en imagen para que las personas y empresas logren una imagen coherente con sus metas.
Optimista, constante y responsable son los tres adjetivos que mejor me definen y las principales herramientas que utilizo en mi profesión, que no es mi medio de vida, es mi VIDA!
Disfruto con la satisfacción que a mis clientes les supone proyectar la IMAGEN que realmente es acorde a sus objetivos personales y profesionales porque ello les permite aumentar su autoestima. La pregunta de ¿a qué te dedicas? Sí me es fácil de contestar “logro que las personas y empresas reflejen su mejor versión”.