El 29 de mayo de 1966 se jugó el primer partido en el estadio Azteca. Medio siglo después, las aventuras que se han vivido ahí, deportivas o no, continúan vivas.
Arlindo fue el primer anotador en el Estadio Azteca. Zague el segundo y Roberto Martínez, dos días después, fue el primer mexicano en poner la pelota en las redes
El Estadio Azteca se convirtió también en uno de los más grandes foros para el boxeo.
Un año después de su inauguración, en 1967, la trilogía de ídolos presentaron una magna función: Vicente Saldívar, Jesús Castillo y Rubén Púas Olivares defendieron su honor y títulos ante más de 40 mil personas.
La imagen del Azteca al borde del colapso y el vértigo quedó como una estampa para el récord.
Jamás han vuelto a citarse en su interior 132 mil 274 personas para un evento deportivo. ¿El culpable? Julio César Chávez.
Entre 1969 y 1987, el responsable del sonido local del Estadio Azteca, en el mes de marzo, se olvidaba de anunciar las alineaciones del partido para dar instrucciones a los estudiantes que aspiraban estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Algo en concreto les pidió Pelé a sus compañeros dos meses antes del Mundial de México 70. En una breve reunión de vestidor en Sao Paulo les dijo que iba a ser su última Copa del Mundo y quería ganarla manteniéndose fiel al futbol que había practicado toda su vida.
Para los brasileños de aquella generación quedó el Estadio Azteca como muestra de un mejor futuro y el recuerdo bello del futbol.
Jorge Valdano habla del Estadio Azteca, “un experimento arquitectónico que nos llena de fe a los argentinos”, hace 30 años fue campeón del mundo ahí, junto a Diego Maradona. El gol de Jorge Burruchaga destapó la presión de un partido que los alemanes llevaron al extremo del cansancio y el límite.
El triunfo en la final de la verdeamarela de Pelé, así como la Mano de Dios con la complicidad de Diego Armando Maradona.
El popular Perraco, quien le ha dado voz al Azteca. “Yo le hacía a eso de arreglar cosas electrónicas en Tepic y un día fui a arreglar una bocina afuera de la estación de radio XERK. Me confundieron con un locutor que iba a prueba y no les pude decir que no. Pronto estaría en México, en Sistema Radiópolis, y me habían invitado a vender palcos y plateas para un nuevo estadio que se construía en el Distrito Federal. No vendí ninguno, pero el destino me tenía preparado otro puesto: sería la voz del Estadio Azteca”.
Los cambios y la tecnología en el Azteca hacen mejor la estadía, pero no cabe duda que este coloso esta repleto de memorables recuerdos.
Con información de Excélsior
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