El doctor Mohamed Wasim Maaz de 36 años murió en el bombardeo que destruyó el hospital Al Quds —junto a un odontólogo, tres enfermeros y una veintena de civiles—, situado en la parte de Alepo bajo control de las fuerzas rebeldes al régimen de Bachar el Asad.
Era el único pediatra que quedaba en la ciudad y no creen que nadie pueda reemplazar su trabajo en el Hospital Infantil de Alepo y en las urgencias pediátricas en el centro Al Quds, sostenido por Médicos Sin Fronteras (MSF) en su ciudad natal.
Sus colegas de profesión le recuerdan apesadumbrados desde el jueves como uno de los mejores pediatras de la ciudad, uno de los últimos especialistas infantiles activos en una de las zonas más castigadas por el conflicto.
Si bien se habían refugiado en el sótano del centro sanitario en los últimos días ante la intensificación de los bombardeos, no lograron escapar de los misiles de la aviación de combate siria o rusa.
El director del Hospital Infantil de Alepo, el doctor Hatem, le rindió este homenaje en su cuenta en Facebook: “Era el mejor. Siempre bromeando con el equipo en tono amistoso. Era un ser humano valiente. Pasábamos más de seis horas juntos cada día…”. Sus amigos y colegas relatan ahora que estaba esperando a que terminara la guerra para casarse. Otro de los médicos con los que Maaz llevaba trabajando desde el inicio de la guerra, le describió así en la cadena BBC: “Amaba su país y su ciudad. Le gustaba cuidar a los niños”.
Por su parte, Mirella Hodeib, portavoz de MSF en Beirut, dijo que “había elegido permanecer en Alepo para ayudar a la población a pesar de todos los riesgos y en unas condiciones extremas”.
Con información de El País
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