La ola de decenas de miles de niños que huían de la violencia en Centroamérica abrumó de tal manera a las autoridades fronterizas estadounidenses,
Este lunes, The Associated Press, reveló una extensa investigación que confirma que, tras la ola de menores no acompañados de 2014, el Gobierno de Estados Unidos colocó algunos niños migrantes en hogares donde fueron agredidos sexualmente, privados de alimentos u obligados a trabajar sin compensación.
Desde la modificación de las normas, la AP ha detectado más de dos decenas de casos en que niños fueron colocados en viviendas adoptivas donde fueron abusados sexualmente, obligados a trabajar o maltratados.
“Esto es claramente la punta del iceberg”, declaró Jacqueline Bhabha, directora de investigaciones del Centro FXB para la Investigación de Derechos Humanos de la Universidad de Harvard. “Jamás permitiríamos que esto le ocurriera a niños estadounidenses”. Las autoridades se han negado a divulgar detalles de cómo se llegó a tal escasez de personal, pero aseguran que están reformando las medidas de seguridad ahora que el número de menores en la frontera va nuevamente en aumento y recientemente firmaron un acuerdo para construir nuevos albergues.
“No estamos tomando atajos”, dijo el vocero del departamento, Mark Weber. “En general el programa funciona muy bien”. Uno de los casos detectados por la AP es el de un joven guatemalteco de entonces 14 años que llegó a la frontera en septiembre de 2014 y fue llevado al apartamento de un patrocinante en Los Ángeles, donde estuvo confinado por tres semanas. El joven, Marvin Velasco, dijo en una entrevista que durante esas tres semanas, ese pariente lejano le privó de comida.
Con información de Proceso
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